27/10/2005 - Un documental ficticio sobre la posibilidad de que H.P. Lovecraft viniera a Italia, encontrando la inspiracion de las leyendas tradicionales de la region Polesina

Nos dejó en herencia el mito de Cthulhu, tan impronunciable como terrorífica saga de una antigua criatura procedente de dimensiones desconocidas junto a sus salvajes divinidades. Pero cuando Howard Philips Lovecraft murió, el 15 de marzo del 1937, en el Jane Brown Memorial Hospital de Providencia (Rhode Island), no existía una antología de sus maravillosos relatos. Hoy se le considera uno de los padres de la literatura sobrenatural y de horror.
Lovecraft nunca ha puesto la nariz fuera de las fronteras de los Estados Unidos, pero Il mistero di Lovecraft (Road to L.) se basa en la posibilidad que el "solitario de Providencia" haya estado en Italia en 1926 y se haya inspirado de los mitos tradicionales de Filò del Polesine para sus relatos más famosos. Filò es una tradición transmitida durante siglos, en los pueblos y en la campaña. Una especie de iniciación a la vida. Mientras que se trabaja, se hila, al calor del establo y se hace Filò todos juntos, desde los niños a los abuelos, transmitiéndose los usos, hábitos, cantos, fábulas supersticiones. A Lovecraft le interesaba el pasado, lo desconocido, lo extraordinario. "La emoción más fuerte del género humano es el miedo, y el miedo más antiguo es el miedo de lo desconocido", escribió un sabio de 1927.
La película, un proyecto cultivado durante mucho tiempo por los dos realizadores Federico Greco y Roberto Leggio, tiene el aspecto de un "docu-ficción", en un juego de idas y venidas entre realidad y ficción. Para gozarlo es necesario dar crédito a los autores, es necesario exponer su "pensamiento mágico", lo que cohabita con el "pensamiento racional" en constante interacción en la diaria experimentación de la realidad de cada de nosotros.

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El realizador Federico Greco "creció" en el culto de Stanley Kubrick (al cual dedicó un apasionado documental, Stanley and Us). Imposible de no partir del realizador americano. Kubrick renovó los géneros, trastornándolos, reelaborándolos y redefiniendo los códigos. El objetivo de su cine es el de crear una cosmogonía, una reducción de los caracteres de toda la humanidad en imágenes y sonidos. Kubrick, como explicó el crítico de Positiv Michel Ciment, estaba en condiciones de percibir todas las angustias del mundo contemporáneo y, puesto que lector de Freud y apasionado de psicoanálisis, sabía dar a cada película un enfoque diferente y profundo. En las manos de Kubrick, en efecto, el género horror (con Shining) alcanza potencialidades únicas de invención, porque, bajo una cautivante narración, se leen temas fundamentales vinculados al hombre occidental. Fiel a su ídolo cinematográfico, Federico Greco desmonta los engranajes del género horror, mostrando los elementos individuales, los vuelve absolutos, y transplanta las suposiciones (Lovecraft) en la cultura popular (el Filò).
Pero, de una manera descubierta, el realizador se interesa más al cómo que al porqué. Aquí pues que el salto del documental a la ficción no está nunca completo: se imaginan los mecanismos de la dimensión narrativa, de hacer cine, se pone en escena el desarrollo de la película, retomada en el preciso instante de producirse.

(Traducción del italiano)