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VISIONS DU RÉEL 2024

Crítica: Far West

por 

- El director y artista suizo Pierre-François Sauter captura la vida cotidiana de una pareja de pescadores que viven en armonía con la naturaleza a la que rinden devoción

Crítica: Far West

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, Pierre-François Sauter está de vuelta en el Visions du Réel con Far West, que se ha proyectado en la competición internacional de largometrajes. Se trata de una película discreta —en el sentido más noble del término— pero impregnada de un gran sentido de la poesía, una película que deja espacio para el silencio y el ritmo lento, que se yuxtaponen al frenesí descarado y consumista que invade nuestra vida cotidiana hoy en día. Al centrarse en la perspectiva de Angela y Jair, una pareja de pescadores que viven en una pequeña comunidad de la costa volcánica de Cabo Verde, el director nos invita a reflexionar no solo sobre las enormes disparidades económicas que caracterizan nuestro mundo, sino también sobre la relación que mantenemos con la naturaleza y sus recursos. Al ponerse del lado de los pueblos indígenas que rinden homenaje a la Madre Tierra en reconocimiento de las riquezas que ofrece, el director hace que la codicia de los depredadores (que llegan a Cabo Verde para practicar la llamada "pesca de altura") resulte aún más grotesca y cruel.

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Los dos mundos observados por Pierre-François Sauter (el de Angela y Jair, protagonistas indiscutibles de la película, y el de los ricos pescadores deportivos que llegan a su isla con la idea en la cabeza de capturar el marlín azul —un pez legendario que incluso inspiró a Hemingway— más grande que encuentren) llegan a cruzarse, pero de manera efímera y poco significativa. Los superficiales "buenos días" que intercambian distraídamente, así como esos fugaces momentos en los que comparten el espacio del hotel —donde unos son clientes y los otros camareros— o de los barcos de pesca, son los únicos momentos en los que estas dos realidades entran en contacto. Con una mezcla de indiferencia y recelo, los habitantes de un mundo observan a los del otro con desinterés y siempre desde una distancia segura: un grupo en sus villas rodeadas de muros, el otro en sus modestas casas con las puertas abiertas de par en par, compartiendo lo poco que tienen con toda la comunidad.

Son sin duda los ciudadanos de este último mundo por los que el director se interesa realmente y dedica sus esfuerzos a poner en primer plano los pequeños detalles que marcan su día a día. El cineasta observa empática y poéticamente a Angela y Jair mientras recorren la larga distancia que les separa del océano, donde pescan lo que necesitan para sobrevivir. Sus cuerpos parecen perderse en el majestuoso y, en algunos aspectos, amenazador paisaje, como si se fusionaran en un único organismo. Los magníficos planos secuencia que puntúan la película —como las postales en 3D procedentes de una tierra lejana— dotan a la naturaleza del espacio que una vez poseyó y que merece, exaltando así tanto su belleza como su crueldad. En lugar de saquear sus riquezas, como esas decenas de turistas que parecen pensar que el océano es un supermercado de cuyo contenido pueden servirse como si nada, Angela, Jair y quienes viven de verdad en las islas de Cabo Verde se deleitan con los dones de la naturaleza, conscientes de la fragilidad de su realidad. En este sentido, la escena en la que la protagonista enciende una pequeña vela bajo una roca cerca del océano es especialmente hermosa.

La intención de esta película no es idealizar el estilo de vida de sus protagonistas, sino reflexionar sobre lo que realmente tiene sentido en nuestras vidas. ¿Qué valor tiene realmente el tiempo? ¿Es realmente más gratificante poseer algo que compartirlo? ¿Es la apropiación de cosas que no son nuestras más gratificante que el respeto?

La meditación silenciosa que recorre casi toda la película y resume el punto de vista de Angela hace que los minutos finales de la película, en los que el director vuelve su mirada hacia los barcos pesqueros de los turistas tecnológicos, resulten aún más asombrosos, ya que dan una sensación de realidad distorsionada. "Somos los ganadores de los ganadores", cantan al unísono los turistas ricos al final de la película. ¿Pero de qué son ganadores, realmente?

Far West ha sido producida por la suiza Le Laboratoire Central junto con la portuguesa Terratreme Filmes.

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(Traducción del italiano)

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