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CANNES 2022 ACID

Crítica: 99 Moons

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- CANNES 2022: La película de Jan Gassman es una historia en capítulos sobre el amor que se transforma en pura obsesión, que desafía la concepción clásica de la pareja heterosexual

Crítica: 99 Moons

Con 99 Moons [+lee también:
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, el director suizo Jan Gassmann continúa, en cierto sentido, una conversación sobre la intimidad y las relaciones que comenzó con su anterior película, Europa [+lee también:
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, que acompaña a cuatro parejas en cuatro ciudades europeas diferentes. Estrenada mundialmente como parte de la selección ACID del 75.º Festival de Cannes, 99 Moons abandona el formato documental para contar la historia de Bigna y Frank, dos treintañeros con vidas muy diferentes que deben lidiar con una atracción mutua, tan inesperada como abrumadora, una atracción tan fuerte que sacude sus convicciones y rompe la imagen de las relaciones que habían imaginado para sí mismos.

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El último largometraje de Jan Gassmann retrata a dos jóvenes en la treintena: Bigna, una investigadora científica especializada en tsunamis que está a punto de marcharse a Chile para participar en un programa de investigación con el que lleva soñando mucho tiempo, y Frank, un hipster cuyo principal interés son las fiestas, hablar con sus amigos hasta el amanecer y los paraísos artificiales. Además de sus estilos de vida, la principal diferencia entre ellos (pero lo que finalmente los une) son sus concepciones sobre el deseo y las relaciones.

Mientras que Bigna (interpretada por Valentina Di Pace, en sus primeros pasos como actriz) siente la necesidad de organizar sus aventuras de una noche hasta el último detalle, incluyendo juegos de roles con extraños y transformándose en una dominatrix despiadada, Frank (el también debutante Dominik Fellmann) parece atrapado en su papel de hombre cisgénero, aparentemente abierto, pero asfixiado por estereotipos que dictan que debería asumir el rol dominante y proclaman la supremacía de la penetración. Le cuesta admitir el deseo y la excitación que le provocan estos juegos en los que (voluntariamente) asume una posición subordinada. Esta constatación, a pesar de resultar dolorosa y desestabilizadora en algunos aspectos, le lleva a cuestionar todo un sistema de valores: la exaltación de la pareja heterosexual y monógama y la noción de una masculinidad viril y conquistadora. A pesar de su mentalidad abierta, le resulta mucho más difícil de lo que imaginaba dejar atrás los roles de género tradicionales. Por su parte, Bigna tiene que replantearse sus propias reglas y considerar romperlas por una atracción (sería un tanto reduccionista llamarle "amor").

Jan Gassmann retrata la historia de Bigna y Frank en capítulos, que se componen de encuentros y abandonos sucesivos a lo largo de más de ocho años. Ocho años en los que nunca dejan de cuestionarse, mientras su deseo se niega a extinguirse, transformándose en una auténtica obsesión. Aunque ambos intentan seguir el camino de la heteronormatividad, tanto por separado como juntos, este siempre parece conducirlos a un callejón sin salida. Sin embargo, aquello que los une parece íntimamente ligado a una libertad y conexión que no puede (ni quiere) verse limitada; algo único que les pertenece solo a ellos, y que Gassmann retrata rápidamente a través de escenas de sexo directas que desafían nuestras costumbres como espectadores.

¿Qué es lo que diferencia el sexo del amor? ¿Es posible dictar reglas comunes para todas las parejas? ¿Qué pasaría si estos dictados, y la incapacidad de elegir libremente nuestras propias reglas, fueran la fuente de nuestra desgracia? Estas son solo algunas de las preguntas que Gassmann intenta abordar, poniendo en peligro un equilibrio que define a la propia sociedad.

99 Moons es una producción de Zodiac Pictures y SRF Schweizer Radio und Fernsehen, vendida por M-Appeal.

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(Traducción del italiano)

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