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PELÍCULAS / CRÍTICAS Bélgica / República Democrática del Congo / Francia

Crítica: I am Chance

por 

- Marc-Henri Wajnberg vuelve al corazón del laberinto que es Kinshasa, junto a un grupo de chicas callejeras tan sorprendentes como conmovedoras

Crítica: I am Chance

Es complicado seguirles el ritmo. Chancelvie, Shekinah, Dodo y Gracia viven en las calles de Kinshasa, mejor dicho, habitan en ellas. Se conocen cada rincón y se cuelan como ratas. Caminan por la carretera igual que por la acera, saludan a los conductores, llaman la atención de los peatones…

Chancelvie, Shekinah, Dodo y Gracia tienen entre 10 y 15 años. La calle es su vida y han vivido en ella la mayor parte de su vida. Su vida cotidiana se basa en peleas y complicidades, en la indigencia y creatividad, en una montaña rusa de emociones y violencia, raramente tienen un descanso de estas situaciones. Bajo el sol abrasador de la capital congoleña, dudan entre el peine y el machete. Sus vidas son una lucha diaria, tanto por su supervivencia como por su integridad física. Están constantemente expuestas a los peligros de la prostitución o de sufrir un ataque, por ello han tenido que aprender a defenderse y a mantenerse unidas. Confían las unas en las otras, se desahogan y se ayudan mutuamente.

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Las chicas revelan sus contradicciones, y es que a pesar de la precariedad y de los peligros, están seguras de poder encontrar en esta vida callejera, que las esclaviza, una libertad que nunca tendrían en un centro de acogida de niños.

Desde hace 10 años, tras descubrir Kinshasa a través de un proyecto que creía centrado en la música, el cineasta belga Marc-Henri Wajnberg sigue la evolución de grupos de niños callejeros en la gran pantalla, primero en Kinshasa Kids [+lee también:
crítica
tráiler
entrevista: Marc-Henri Wajnberg
ficha de la película
]
, luego en Kinshasa Now, y ahora en I am Chance [+lee también:
entrevista: Marc-Henri Wajnberg
ficha de la película
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, que se estrenó en el Festival Millenium de Bruselas y se estrena en los cines de Bélgica el 11 de mayo. Pero esta es la primera vez que sigue a un grupo de chicas, que es un testigo comprometido con ellas a compartir su experiencia, y a darles voz.

Las chicas están sometidas a más dominación e incidentes que los chicos. Aunque no se libran de la violencia física (del mundo exterior y, a veces, de ellas mismas), también son víctimas de la violencia sexual. La prostitución sigue siendo un medio de supervivencia casi inevitable para ellas, pero también es un factor de peligro, ya que las condiciones en las que se ejerce son muy peligrosas. La solidaridad que los une se ve a veces sacudida por golpes de sangre y luchas de poder.

Sin embargo, durante algunas escenas, Chancelvie, Shekinah y las demás brillan por su energía, su complicidad y también por su relación con una tropa de artistas que recorren las calles de Kinshasa. Estos artistas se dedican a reciclar plásticos y reinventar los residuos, dándoles una nueva vida, y cuestionando nuestra relación con el mundo, la de sus conciudadanos y la nuestra, porque estos residuos también son nuestros por mucho que Occidente los envíe al otro lado del mundo para hacerlos desaparecer de su vista.

A través de este encuentro entre estos grupos invisibles para la sociedad, las chicas de la calle, y los que nos dan otra visión del mundo, se abre un poderoso espacio poético que traspasa lo cotidiano. El arte se impone como un refugio, emocional, intelectual y a veces también físico, cuando las chicas encuentran en estos artistas una comunidad donde expresarse y refugiarse.

El arte, y la vida. Cuando la película comienza, Chancelvie está embarazada. La seguimos durante el embarazo, la seguimos durante el parto y la seguimos de nuevo cuando se trata de decidir el futuro de su hijo. ¿Es correcto que entre en un centro de acogida? ¿Está dispuesta a renunciar a su libertad? Estas preguntas, y muchas más, están en el corazón de este documental tan terrible como luminoso, pero con una energía vibrante y sorprendentemente llena de esperanza.

I am Chance está producida por Wajnbrosse en Bélgica, y coproducida por RG & Créatifs Associés en la República Democrática del Congo y Eva Production en Francia.

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(Traducción del francés por Ainhoa Seuret Manzano)

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