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CINÉMA DU RÉEL 2022

Crítica: Relaxe

por 

- Audrey Ginestet firma un primer largometraje apasionante que revisita con habilidad y humanidad el caso y el combate judicial de los llamados "terroristas de Tarnac"

Crítica: Relaxe

“Convertís cada amistad en contacto sospechoso y fantaseáis con toda una constelación de delincuentes internacionales a partir de las vidas que espiáis y que acosáis desde hace más de diez años”. El 11 de noviembre de 2008 estallaba en las portadas de todos los medios de comunicación de Francia el caso Tarnac, un pequeño pueblo de Corrèze donde la operación  Taïga (150 gendarmes y policías, dos helicópteros y muchas cámaras) orquestaba el arresto de nueve personas presentadas como miembros de la extrema izquierda anarco autónoma e investigadas por asociación terrorista, sospechosas de sabotaje de líneas de tren de alta velocidad, y mucho más (“no se descarta que este grupo haya participado en acciones más violentas, sobre todo contra personas”). Entre los interpelados figuraba Manon, hermana de la pareja de la directora, Audrey Ginestet, que decidió dedicar al caso su cautivador y edificante primer largometraje, Relaxe, estrenado en la 44ª edición del Festival Cinéma du réel.

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La cineasta se posiciona del lado del epílogo judicial que tuvo lugar en 2018, y que reunía Tarnac y el cierre del Goutailloux, donde los primeros informes de vigilancia policial, diez años antes, mostraban “la presencia de una veintena de personas procedentes de diferentes países europeos, que viven en comunidad, cuyas actividades y movimientos señalan una voluntad real de actuar de forma clandestina”, en paralelo a la gestión colectiva de una tienda de comestibles, un bar, un comedor, una biblioteca, clases y ayuda a los solicitantes de asilo; todo ello intercalado con su participación en varias agrupaciones de “lucha antiterrorista”. Allí, Manon, Yldune y Benjamin, apoyados por amigos, se preparan ahora para el último juicio (la clasificación de terrorismo fue descartada hace un año y ya se ha hablado de un sobreseimiento parcial, mientras permanecen las acusaciones de asociación de delincuentes y de delitos menores), perfeccionan declaraciones y se prestan a repetir los futuros interrogatorios. Un simulacro de tribunal sobre el que se apoya la película para diseccionar el caso desde sus motivaciones, archivos de noticias de televisión (“en unos días se ha preparado el terreno para una historia que va durar diez años”) hasta los recuerdos de todas las etapas (interrogatorios –“más allá de los hechos alegados, estaban las ideas políticas que se querían prestar a las personas acusadas que eran atacadas”--, rechazo a la extracción de ADN, solidaridad desmoronada por el paso del tiempo y el miedo a la justicia, amistades, parejas y familias rotas, centenares de personas cercanas bajo escucha durante años, etc.).  

En Relaxe, Audrey Ginestet experimenta un trazo intimista (en el marco invernal apagado de la campiña) y específico (una última secuencia reúne a los protagonistas un año después del juicio) de esta prueba de resistencia y de una constelación de personas comprometidas (sobre todo las mujeres que aparecen en la pantalla), que a pesar de todo conservaron la fe en su visión del mundo. La película, apasionante, crea también una memoria común sobre un camino no desprovisto de dolor, pero que acaba con una victoria certificada por el juicio final: “el público permitió comprender que el grupo de Tarnac era una ficción”.

Relaxe ha sido producida por Deuxième Ligne Films, que también gestiona las ventas internacionales.

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(Traducción del francés)

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