email print share on Facebook share on Twitter share on LinkedIn share on reddit pin on Pinterest

PELÍCULAS / CRÍTICAS Turquía

Crítica: La promesa de Hasan

por 

- El conflicto entre la fe y las aspiraciones personales en un mundo dividido entre tradición y modernización es el corazón de la película de Semih Kaplanoğlu, que representa a Turquía en los Óscar

Crítica: La promesa de Hasan
Umut Karadag en La promesa de Hasan

La palabra turca "tavaf" significa moverse alrededor de algo. En el contexto islámico, se refiere a moverse alrededor de la Kaaba que se encuentra en el centro de La Meca, comenzando en la Piedra Negra conocida como Hajaru al-Aswad. Para esto se están preparando espiritualmente Hasan y Emin Yilmaz, la pareja protagonista de La promesa de Hasan, de Semih Kaplanoğlu, la película escogida para representar a Turquía en los Óscar 2022, tras haber sido seleccionada en la sección Un Certain Regard de Cannes 2021.

(El artículo continúa más abajo - Inf. publicitaria)

El personaje titular está interpretado por Umut Karadag, un rostro conocido en su tierra natal, con un aire a George Clooney, aunque con menos pelo y unos ojos duros y tristes. Hasan es agricultor, dueño de unas tierras que heredó de su padre en la provincia de Ankara: lo vemos cuidando sus manzanas y tomates junto a sus trabajadores, y luchando para evitar la instalación de una enorme torre de alto voltaje que transporta la nueva línea eléctrica de Yeni Akım Elektrik. Esto no lo distrae del importante evento en el que está a punto de participar: después de tres años de espera, finalmente ha sido elegido para realizar la peregrinación a La Meca junto a su esposa Emin (Filiz Bozok). No obstante, como saben todos los creyentes, los peregrinos solo pueden emprender su camino hacia este lugar sagrado cuando han obtenido la bendición de todos aquellos a quienes han agraviado. Y para Hassan, esto se convierte en una tarea especialmente dura. A lo largo de la película, descubrimos que nuestro protagonista no es el hombre puro y virtuoso que parecía, ni el que él cree ser. La corrupción sobrevuela al juez que le asignó la casa y las tierras de su padre a Hasan, mientras que su hermano mayor (Mahir Günşiray) no ha hablado con él durante veinte años. De hecho, Hasan recurre a ese mismo juez para intentar mover la torre de alta tensión hacia los terrenos de su vecino. Cuando se entera, a través de un empleado del banco, que otro propietario está en la ruina, Hasan aprovecha la ocasión para comprarle sus tierras a un precio ridículo, dejándolo en la calle, mientras se gasta una enorme suma de dinero en el hotel en el que se alojará durante su peregrinaje. Su esposa Emin no es mejor que él en lo que se refiere a esconder la mezquindad detrás de los buenos modales. Hay una cierta complicidad entre los dos, pero también un gran vacío, como resultado de un sentimiento de culpa mutuo. Hasan es un producto de nuestro tiempo, dividido entre su amor por la naturaleza y su propio interés, desesperado por proteger el estado de bienestar que ha alcanzado a través de favores dentro de un sistema corrupto.

Trabajando una vez más con el director de fotografía Ozgur Eken, que rodó la película en 6K con una cámara Sony Venice, el director se detiene en elementos naturales para enfatizar la distancia entre un mundo ideal y el mundo hipócrita en el que se mueve el protagonista, a medida que busca el perdón de aquellos a quienes ha traicionado. No es más que un pequeño hipócrita en un mundo hipócrita, o eso parece sugerirnos Kaplanoğlu, mientras observamos de fondo como a los agricultores turcos se les prohíbe vender productos tratados con pesticidas a los países de la Unión Europea, a pesar de que Alemania puede hacerlo. Los sueños de Hasan transmiten la nostalgia por la inocencia perdida, así como el fantasma de un castigo divino que se avecina (representado de forma maravillosa en una escena que recuerda a la bíblica lluvia de ranas en Magnolia, de Paul Thomas Anderson; en este caso, mediante una fuerte lluvia de manzanas, arrancadas de los árboles por el viento, que golpean al protagonista).

Galardonado con el Oso de Oro de Berlín en 2010 por su hermosa y conmovedora Miel [+lee también:
crítica
tráiler
entrevista: Semih Kaplanoglu
ficha de la película
]
(la última entrega de una trilogía que lo hizo famoso en todo el mundo), Kaplanoğlu ha acostumbrado al público a un lenguaje cinematográfico estéticamente sofisticado, como el de su contemporáneo Nuri Bilge Ceylan (ambos pertenecen a la llamada "tercera generación" del cine turco, junto a Yeşim Ustaoğlu, Zeki Demirkubuz y Reha Erdem, entre otros), y a un enfoque considerado, realista y sutilmente político, que lo lleva a deambular por el rural asfixiante y claustrofóbico de Turquía, explorando las relaciones familiares (atrapadas entre la tradición y la modernidad) y el conflicto entre la fe y las aspiraciones personales. Esta tendencia expresiva se confirma con la presente película, la segunda parte de una nueva trilogía que comenzó con Commitment Asli en 2019.

La promesa de Hasan es una producción de las turcas Kaplan Film Production y Sinehane Productions. La alemana Films Boutique se encarga de las ventas internacionales.

(El artículo continúa más abajo - Inf. publicitaria)

(Traducción del italiano)

¿Te ha gustado este artículo? Suscríbete a nuestra newsletter y recibe más artículos como este directamente en tu email.

Privacy Policy