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SAN SEBASTIÁN 2021 New Directors

Crítica: Josefina

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- La ópera prima de Javier Marco, protagonizada por unos entregados Emma Suárez y Roberto Álamo, es una sensible película, centrada en un par de solitarios animales heridos

Crítica: Josefina
Emma Suárez y Roberto Álamo en Josefina

Javier Marco (Alicante, 1981) ganó el Goya al mejor cortometraje de ficción en la última entrega de los premios de la Academia de Cine de España por A la cara, 14 contundentes minutos que narraban el tenso encuentro entre una mujer (Sonia Almarcha, quien aparece en un rol secundario en El buen patrón [+lee también:
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) con el hombre que la ha ultrajado salvajemente en las redes sociales (Manolo Solo, que interviene asimismo en el film de Fernando León de Aranoa y en la ópera prima de Marco), para que, así, frente a frente, sin pantallas por medio, se atreva a decirle lo mismo que volcó con tanta crueldad en internet. Ahora el prolífico cineasta debuta en la dirección de largometrajes con Josefina [+lee también:
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, película surgida la ECAM (leer más), estrenada en la sección New Directors de la edición número 69 del Festival de San Sebastián y que, como aquel corto, narra una historia de personajes, con diálogos eficaces y situaciones cotidianas, nada estridentes.

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Así, su trama es sencilla, aunque el calado psicológico, lento y sutil de la misma, resulte contundente: Juan (Roberto Álamo), un retraído funcionario de prisiones, conoce a Berta (Emma Suárez), una mujer que visita regularmente a su hijo (Miguel Bernardeau) en la cárcel donde él trabaja. Poco a poco y a base de alguna que otra mentira y ocultación, el hombre empieza, tímidamente, a hablar con ella, naciendo entre ambos algo parecido a la amistad, el apoyo y la empatía.

Con estos simplísimos mimbres, Marco y su guionista cómplice Belén Sánchez-Arévalo han construido un film que –apoyado en una fotografía de colores desvaídos y en localizaciones poco fotogénicas– se sustenta en el delicado trabajo de sus actores y en unos diálogos que, en sus silencios, encierran muchos significados y van descubriendo cuáles son las carencias de sus protagonistas. Hay que alabar pues el trabajo de todo su plantel de intérpretes, ese armazón colectivo sobre el que se levanta con solidez Josefina: desde Suárez, que vuelve a encarnar a una madre sufriente como lo era la Julieta de Pedro Almodóvar, hasta Álamo, demostrando que es capaz de subrogar su fortaleza física para convertirse en un animal desvalido, frágil y necesitado de ternura.

Además, Josefina retrata la impotencia de aquellas personas que no pueden ayudar a los seres queridos, encerrados en una situación a la que no tienen acceso (en este caso, tras los barrotes de una cárcel), las mentiras que construimos para lograr un objetivo (amoroso), los hogares destrozados y las carencias emocionales. Todo ello está mostrado por Javier Marco con sencillez, algo de tristeza (y pinceladas de humor: especialmente divertido resulta el uso de los eslóganes que aparecen impresos en los sobres de azúcar) y el suficiente afecto por sus personajes para que todo el entramado argumental resulte creíble y cercano, aunque se permita alguna licencia gratuita en la trama, la cual no desluce un conjunto armónico que le confirma como un narrador maduro, capaz de depararnos grandes trabajos futuros (sin ir más lejos, ya tiene en marcha un largometraje basado en su exitoso A la cara).

Josefina es un film de White Leaf Producciones, en coproducción con Hoja en blanco AIE, en asociación con Featurent. La distribuye en España Super8.

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