09/09/2021 - VENECIA 2021: El segundo largometraje del mexicano Joaquín del Paso lleva al espectador al campamento de verano del infierno, aunque sus responsables digan que está bendecido

En un planeta marcado por una extrema desigualdad social, los cineastas mexicanos son capaces de retratarlo mejor que nadie. Esto puede deberse a que la sociedad mexicana parece amplificar aún más la disparidad que vemos en otros lugares: los ricos son más ricos y codiciosos, mientras que los pobres están más desesperados y excluidos. Uno de los principios que rigen gran parte de las sociedades modernas tras la Guerra Fría, que la riqueza se “filtra” y la movilidad social existe, está siendo cuestionado de forma urgente por directores como Michel Franco o Joaquín del Paso, con su nuevo largometraje El hoyo en la cerca [+lee también:
tráiler
ficha de la película], que ha tenido su estreno en la sección Orizzonti del Festival de Venecia.

Estamos ante un trabajo eminentemente bien rodado, bien diseñado y agradable de ver, con excelentes interpretaciones improvisadas por parte de un elenco de jóvenes adolescentes que actúan por primera vez ("Nunca trabajes con niños ni con animales", es el cliché cinematográfico que los directores se toman como un desafío). Puede resultar una afirmación un tanto extraña tras la comparación con Michel Franco, pero lo cierto es que El hoyo en la cerca no acaba de funcionar debido a su tono sensacionalista y algunos aspectos imprecisos en su dura crítica hacia la educación religiosa. Cuando una película es política e incoherente, el primer elemento pierde efecto.

A pesar de estar basada en la realidad (el director estuvo en una institución educativa similar en su juventud), parece que El hoyo en la cerca no confía lo suficiente en su audiencia para ver el campamento de Los Pinos como un lugar escalofriante en sí mismo, por lo que el cineasta decide filmarlo como una película de terror americana. Se trata de un campamento católico en medio del campo, donde ocasionalmente se practican rituales autoritarios como los de Salò. Tampoco hay un personaje central: la atención pasa de los niños, que se dedican constantemente a acosarse entre ellos, a los sádicos encargados y educadores del campamento. La cinta presenta una estructura episódica, pero la escalada de tensión es muy poderosa, a pesar de las dudas que pueda generar la trama.

Los asistentes al campamento de Los Pinos se enfrentan a un aterrador itinerario de oraciones, juegos violentos, actos egoístas de altruismo (como una donación de alimentos al pueblo vecino) y paranoia. Eduardo (Yubá Ortega), un niño becado de origen indígena, es acosado hasta un punto extremo, incluso para tratarse de niños de esta edad. Los responsables del campamento, los profesores Monteros (Enrique Lascuráin) y Stuhr (Jacek Poniedziałek), cuentan que hay un hombre extraño y malvado rondando los terrenos y el bosque contiguo, cuando en realidad se trata de un "actor" contratado por ellos para tratar de inculcar ciertas actitudes sociales en los jóvenes. El hecho de que este sea también un punto clave en la historia de El bosque, la absurda película de 2004 de M. Night Shyamalan, muestra cómo la dramaturgia y la trama de la cinta de Del Paso no son especialmente innovadoras.

Sin llegar a tener un guion débil o aburrido, el problema es que algunos detalles de El hoyo en la cerca no siempre resisten un escrutinio minucioso. La obra tiene un cierto sentido determinista sobre la naturaleza humana, y la sensación constante de que “va a suceder algo malo” (como ver un juego de porcelana a punto de caer desde una mesa), que consume la película desde sus planos iniciales, donde vemos pájaros coloridos y escuchamos extraños arpegios de sintetizador. Estamos ante una obra ambiciosa, que pretende diagnosticar la problemática social de México "pensando en los niños", pero que también muestra un reverso en el que el libre albedrío es posible en nuestra vida adulta, donde el futuro no está escrito (malditas sean las experiencias desagradables de la juventud).

El hoyo en la cerca es una coproducción entre México y Polonia, producida por Cárcava Cine y coproducida por Amondo Films y Roleplay Agency. Wild Bunch International se encarga de las ventas internacionales.

(Traducción del inglés)