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VENECIA 2021 Orizzonti

Crítica: Atlantide

por 

- VENECIA 2021: El aclamado videoartista y cineasta Yuri Ancarani nos muestra Venecia como nunca la habíamos visto antes en la pantalla

Crítica: Atlantide

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se traduce por “Atlántida”, la famosa ciudad sumergida de la mitología griega: una urbe donde el agua corre por sus calles y edificios. Yuri Ancarani recupera parte de esta idea fantástica en su segundo largometraje, en el que incorpora elementos de ficción a su típica mirada documental. La ciudad de Venecia nos resulta absolutamente familiar a nivel visual, tanto si hemos estado allí como si no. No es necesario mencionar las referencias cinematográficas anteriores, que la describen como la isla de los enamorados, o el atractivo de fotografiar sus puentes y calles retorcidas, que recuerdan a las obras de M. C. Escher. Ancari se esfuerza (y podemos percibirlo claramente) para que la veamos de una forma diferente, optando por observar el carácter civil de la ciudad desde un enfoque revelador. La película fue una de las primeras en estrenarse este año en la sección Orizzonti del Festival de Venecia.

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Se trata de una obra con un discurso lo suficientemente abierto como para que ninguna interpretación personal parezca demasiado descabellada. Ancarani tiene una reputación aún mayor en el circuito de galerías, y las obras de este ámbito suelen dejar al espectador más espacio para la observación. Atlantide nos recuerda al clásico underground Carretera asfaltada en dos direcciones, de Monte Hellman (otros podrían compararla con cierta franquicia cinematográfica particularmente rápida y furiosa): una mirada inquietantemente existencial a la cultura automovilística californiana y las míticas carreteras sinuosas de Estados Unidos. En esta ocasión, sustituimos los coches por lanchas, concretamente barchinos, unos vehículos fetichizados y adorados por una subcultura de jóvenes que parecen haberlo abandonado todo para experimentar la adrenalina de conducir un barco a través de las olas como un cuchillo que atraviesa el mar.

Al igual que su compatriota, el documentalista italiano Roberto Minervini, Ancarani ha elegido a una persona real para interpretar a un personaje cercano a sí mismo, recreando sus comportamientos y rutinas en medio de la puesta en escena (algo que el cineasta ha descrito como un efecto "escultórico"). El personaje principal es Daniele, un joven distraído y melancólico que reside en Sant'Erasmo, una de las islas menos conocidas de la zona, salpicada de vegetación, que se encuentra al noreste del núcleo de Venecia. Su vida está vacía, pero hay algo que lo impulsa: quiere llegar a lo más alto de la clasificación, superando las velocidades máximas marcadas en un poste de madera clavado en la costa. Su novia Maila luce un piercing en el labio superior y está completamente dedicada a él, pero no aprecia su peligrosa y neurótica pasión.

Si bien Ancarani transita por una línea muy estrecha, entre permitir que el carácter físico y la presencia material de sus personajes sustituyan a una exégesis más detallada, o presentar un mundo interior con más capas, lo cierto es que el cineasta logra establecer una cuidadosa dialéctica entre las clases bajas venecianas y las masas de turistas. En un elocuente plano contraplano, una turista captura a Daniele con su teléfono móvil, señalándolo como una especie de atractivo local, un personaje curioso en un ambiente exótico. Sin embargo, al mantenernos siempre del lado de los residentes de Venecia, a menudo invisibles, Ancarani logra que la propia turista se convierta en la presencia extraña.

El inquietante desenlace de diez minutos abandona cualquier representación realista, mientras Ancarani crea un circuito visual psicodélico que podría reproducirse de forma aislada en una galería de arte. Aunque podríamos acusar a este fragmento de estar demasiado desconectado de los anteriores, la transformación de los canales venecianos en un abismo de curvas retorcidas tiene una gran fuerza didáctica, obligándonos a observar las cosas de manera diferente, para que no perdamos de vista lo que son en realidad.

Atlantide es una coproducción entre Italia, Francia, Estados Unidos y Catar, producida por Dugong Films, RAI Cinema, Luxbox y Unbranded Pictures. Luxbox se encarga de las ventas internacionales.

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(Traducción del inglés)

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