10/08/2021 - El violento relato de venganza de Paul Andrew Williams resulta demasiado familiar hasta que, afortunadamente, se adentra en un territorio delirante

No hay muchas reglas que seguir cuando alguien decide embarcarse en una matanza de película para vengarse de aquellos que le han fallado, pero una de ellas parece ser crucial: no importa cuántos cuchillos se claven en varias partes del cuerpo, tienes que seguir tu plan en cada paso del camino. Y ahí es donde Bull, de Paul Andrew Williams —estrenada en Fantasia—, te deja un poco desconcertado, ya que a pesar de los ojos de cachorro triste de Neil Maskell, es difícil sentir lástima por alguien que, en un momento dado, le dice a su ex la desagradable frase “todos merecen una oportunidad” cuando ella le comunica que ya no lo quiere y que, vaya a donde vaya, su hijo pequeño se irá con ella.  

El problema es, como siempre, el suegro (David Hayman, una delicia en el tipo de papel que Werner Herzog tiende a interpretar de vez en cuando): un tipo duro que controla el infierno de su pequeña ciudad, a quien no le gusta que nadie le grite a su chica, aunque sea ella la infiel. En su mundo, todo es muy simple: Bull está fuera de control, y hay que pararlo. Pero, aunque nadie pueda perdonar lo que está a punto de suceder, parece que estos tipos pueden tener razón, con la violencia de la autodefensa, ejecutada con mucha antelación.  

Sin embargo, mientras que la parte de la venganza deja mucho que desear (basada en el amor entre un padre y un hijo, al igual que Kill Bill), hay otras cosas para disfrutar --como una escena en cámara lenta de una persona comiendo Cheetos--, ya que es un asunto a pequeña escala, y un conjunto de afirmaciones exageradas transmitidas con gusto. “Tu familia fue depositada en la Tierra para destruir a la mía”, murmura Hayman, y hace que uno lamente que las personas no hablen así siempre. 

Mientras Bull continúa con este proyecto (recogido después de haber sido visto por última vez en el barrio y aprovechando al máximo su entrada sorpresa), cuanto más descubre Williams, más perturbadora es la sensación de que algo no tiene sentido. Por no hablar de que gran parte de la acción parece tener lugar en una feria a la que puedes ir con una pistola sin que nadie se sorprenda. Por eso, cuando se revela toda la historia, sólo queda aceptarla, mientras este particular diálogo se repite en nuestros oídos:  
—A ti te pasa algo.
—Ni te lo imaginas.
Y eso, amigos, es la verdad.

Bull es una producción británica llevada a cabo por Tea Shop Productions, Signature Films y Giant Productions, presentada por Ingenious Media en asociación con Particular Crowd, con Signature Entertainment, que gestiona tanto las ventas internacionales como la distribución en Reino Unido.

(Traducción del inglés)