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LOCARNO 2021 Cineasti del presente

Crítica: Zahorí

por 

- El primer largometraje de Marí Alessandrini es un viaje mágico a los confines del mundo, donde el ruido de la ciudad da paso a la introspección y donde todo parece posible

Crítica: Zahorí

Una directora argentina formada en la Escuela de Arte y Diseño de Ginebra HEAD, Marí Alessandrini, presenta su primer largometraje, Zahorí [+lee también:
tráiler
entrevista: Marí Alessandrini
ficha de la película
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, en la sección Cineasti del Presente del Festival de Cine de Locarno (donde ganó el premio The Films After Tomorrow el año pasado). La película es un verdadero homenaje a la diversidad, en términos de género, etnia o religión, donde su joven protagonista —una guardiana de varias culturas habitada por un género híbrido que rompe con lo binario para explorar la animalidad que reside en su interior— nos enseña a desafiar las convenciones con la cabeza en alto, con el objetivo de construir un futuro mejor donde todos puedan encontrar su lugar.

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Zahorí es la historia de Mora (interpretada por la magnética debutante Lara Viaena Tortosa), una chica de trece años que vive en una zona aislada en la frontera entre Chile y Argentina con su hermano menor, Himeko, y sus padres: dos idealistas que intentan cumplir su sueño de ser semiautosuficientes cultivando sus propias verduras en las inmensas estepas de la Patagonia. Pasar la adolescencia en un lugar remoto, que irradia misticismo y es sinónimo de libertad en estado puro es una experiencia única. Sin embargo, los clichés relativos al género biológico de nacimiento o relacionados con los orígenes de una persona están muy arraigados, como una hierba venenosa que crece en las paredes del colegio al que asisten los niños de la zona. Ni extranjera ni nativa, ni hombre ni mujer, Mora se siente como un “gaucho” porque se identifica con la vida cotidiana de estos guardianes solitarios de una tradición ancestral, y la profunda relación que mantienen con la naturaleza y los animales. El suyo es un sueño loco que la lleva a mirar hacia adentro, a su interior, a buscar su verdadera identidad; que es híbrida, animal y en constante evolución. El punto de inflexión en este viaje iniciático empieza con la fuga de Zahorì, el precioso caballo blanco que pertenece a su único mentor, el ahora anciano Nazareno, que la obliga a dejar atrás todo y a ponerse a prueba para saber hasta dónde es capaz de exigirse. Gracias a un intenso y misterioso diálogo con una forma de naturaleza fértil pero cruel, Mora deja su infancia atrás para imponerse como persona. Única protagonista de su propia vida, se permite ser arrastrada por el viento, y acariciada por el sol y por el sonido de los cascos de Zahorì, liberándose de las limitaciones impuestas por la sociedad.  

La primera película de Marì Alessandrini es un canto a las debilidades que nos definen, además de a las diferencias individuales, que nos transporta a un lugar atemporal y sin fronteras donde podemos soñar con un futuro diverso, mucho más inclusivo y generoso.

Zahorí ha sido producida por Le Laboratoire Central (Suiza), que también gestiona las ventas internacionales, en coproducción con El Calefón (Argentina), Cinestación (Chile) y Norte Productions (Francia).

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(Traducción del italiano)

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