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CANNES 2021 Un Certain Regard

Crítica: Mes frères et moi

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- CANNES 2021: Yohan Manca logra ir más allá de los clichés al tejer una relación creíble y un tono alegre en un relato novelesco de iniciación entre un grupo de hermanos poco pudientes

Crítica: Mes frères et moi
(en primer plano) Maël Rouin Berrandou, (en segundo plano, de izquierda a derecha) Dali Benssalah, Sofian Khammes y Moncef Farfar en Mes frères et moi

“No debe perder esta oportunidad: lleva el canto por dentro. Eso puede ayudarlo a ver las cosas de forma diferente, darle alegría, fuerza”. En los barrios populares, hay otras preocupaciones además de la cultura: pagar las facturas, desenvolverse por todos los medios posibles para sobrevivir. Si hablas de ópera, considerada como el arte más elitista, pensarán que eres un iluminado, un tierno soñador fuera de lugar, y luego te recordarán la cruda realidad de tu vida: no estás en la casa del príncipe de la ciudad, sino en la casa de los pobres y hay que trabajar. Sin embargo, el arte también es un don que puede eliminar fronteras, una puerta que a veces sólo hay que abrir si te invitan a entrar… Mes frères et moi [+lee también:
tráiler
ficha de la película
]
, el primer largometraje del cineasta francés Yohan Manca, trata este tema con un enfoque novelesco lleno de encanto, muy dinámico, pero no exento de verdad. La película se ha estrenado en la sección Un Certain Regard del 74º Festival de Cannes.

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“¿Quieres cantar con nosotros?” Es verano, en una ciudad francesa a orillas del mar y Nour (Maël Rouin Berrandou), un adolescente de 14 años, pinta un pasillo de su propio colegio (además, le gustaría dejar los estudios porque “aquí, tenemos la impresión de que ya no sirve”) en el marco de “medidas educativas”, de trabajos de interés general. Pero se alza una voz cristalina, que atraviesa las paredes de las aulas. Es La Traviata, que Nour conoce porque su padre italiano cortejaba a su madre, originaria del norte de África, cantándole ópera. Curioso, se acerca y observa a escondidas un taller dirigido por Sarah (Judith Chemla). La profesora lo ve y lo insta a cantar. Él canta algo que conoce muy bien: Una Furtiva Lagrima (de El elixir de amor, de Gaetano Donizetti).

Su precisión innata es milagrosa, pero su complicada situación familiar reprime su tímido deseo de integrarse en el taller y el de la profesora de canto lírico de animar a este joven talento a desplegar sus alas. Nour vive en un barrio muy popular con sus tres hermanos mayores: el rígido Abel (Dali Benssalah), que hace de figura paterna después de la muerte de su padre; el diplomático y distendido Mo (Sofian Khammes), que hace de gigoló con los turistas; y el impulsivo y agresivo Hedi (Moncef Farfar), que trafica en la playa. Unos hermanos muy pobres y tumultuosos, pero unidos por el amor, que cuidan de una madre postrada en coma en una de las habitaciones del apartamento. Entonces, lo de la ópera y Nour, parece no tener futuro…

La película, libremente inspirada en una obra de Hédi Tillette de Clermont-Tonnerre, puede parecer sobre el papel la enésima declinación de la trayectoria clásica iniciática del chico que consigue superar las dificultades y acceder a otro mundo. Es verdad que hay algo de eso, pero el director reúne todos los ingredientes para dotar de sinceridad y de total veracidad al conjunto: el reparto es perfecto, la pátina atemporal de la fotografía firmada por Marco Graziaplena es excepcional, la música de Bachar Mar-Khalife es cautivadora, hay frescura, humor, emociones conmovedoras y delicadas, una filiación asumida con las comedias italianas de la mejor época, del amor que transmite la pantalla y que hace surgir sonrisas espontáneas, y un mensaje positivo (sin ingenuidad, ni manipulación, pero sencillo) sobre el tema de los barrios desfavorecidos que en la pantalla se suelen reducir a su dimensión dramática.

Mes frères et moi ha sido producida por Single Man Productions y coproducida por Ad Vitam y JM Films. Charades gestiona las ventas internacionales.

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(Traducción del francés)

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