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DOK.FEST MUNICH 2021

Crítica: A Symphony of Noise – Matthew Herbert’s Revolution

por 

- El documental de Enrique Sánchez Lansch nos pide que nos olvidemos del silencio y que disfrutemos del sonido de una trompeta frita (tal cual)

Crítica: A Symphony of Noise – Matthew Herbert’s Revolution

Dedicado al compositor, escritor y “creador de cosas” británico del título, A Symphony of Noise – Matthew Herbert’s Revolution [+lee también:
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, de Enrique Sánchez Lansch, (proyectado en DOK.fest Munich, después de su estreno en el CPH:DOX) podría haberse convertido fácilmente en una experiencia desagradable. Después de todo, muestra a un hombre que se gana la vida escuchando. Sin embargo, resulta ser un placer, aunque quizás es más adecuado para la pequeña pantalla: un retrato a pequeña escala pero divertido sobre alguien que sigue llegando lejos, casi hasta la obsesión, ya que encuentra música en cada rincón. Y cuando decimos “en cada rincón”, hablamos en serio.

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Hasta en un pequeño antro de patatas fritas, para disfrute del propietario y desprecio de los amantes de los instrumentos de viento metal, demuestra que todo puede ser frito si lo intentamos. A Herbert —que también puso música a las similares Una mujer fantástica [+lee también:
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y Gloria Bell, de Sebastián Lelio— le gusta tomar muestras de sonidos de la vida real en su trabajo. “En lugar de escribir música sobre algo, puedes escribir música con algo”, dice, añadiendo trasfondos políticos a sus hallazgos. Es un proceso peculiar, y para darle crédito, se dirige a las “cosas raras que hace como hechas de bombas”. Este humor autocrítico ayuda bastante en la película y en sus conciertos en directo, donde deja claro que él no está ahí para dar lecciones. Está para mostrar que hasta un problema dental grave puede ser explorado de forma creativa, aunque el acto de sacar un diente suena incluso peor de lo que se siente. Sobre todo cuando se repite.

Algunos dicen que escuchar a un artista hablar de lo que está detrás de sus creaciones le quita toda la magia, pero no ocurre lo mismo en este caso. Enrique Sánchez Lansch parece haber acompañado a Herbert durante diez años, por lo que el comentario está desactualizado. De este modo, puede centrarse en la disposición del compositor a experimentar, aunque la melancolía haya madurado. 

Herbert, que argumenta que la música dance no tiene que ser estúpida, es el tipo de hombre que se esfuerza mucho por descubrir cómo sería escuchar música dentro de un ataúd. Sin embargo, no sólo piensa en su propio trabajo —o eso sugiere la película—, y esa puede ser una de las razones por las que hace tan buena compañía. Él se preocupa por todo el mundo e inicia un Brexit Big Band para celebrar la colaboración europea, mientras se pregunta si debería estar haciendo música “de un zoológico en llamas” o decide registrar la vida entera de un cerdo “desde el nacimiento al plato y más allá”, como explica en su página web. “Si hace ruido, está vivo”, dice, y su curiosidad es muy contagiosa. Luego, decide preservarlo y registrar su historia auditiva antes de que termine. O antes de que llegue al plato.

A Symphony of Noise – Matthew Herbert’s Revolution, escrita por Enrique Sánchez Lansch, ha sido producida por la compañía alemana Kloos & Co Medien GmbH. Rise and Shine World Sales gestiona las ventas internacionales.

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(Traducción del inglés)

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