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TRIESTE 2021

Crítica: So She Doesn't Live

por 

- El desgarrador tercer largometraje de Faruk Lončarević se basa en el asesinato real de una joven en un pequeño pueblo bosnio

Crítica: So She Doesn't Live
Aida Bukva y Dino Sarija en So She Doesn't Live

So She Doesn’t Live, el tercer largometraje del cineasta bosnio Faruk Lončarević (With Mom [+lee también:
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]
), que acaba de tener su estreno mundial en el Festival de Cine de Trieste (celebrado del 21 al 30 de enero), narra la historia de un macabro asesinato basado en hechos reales. El director presenta el tema como resultado de las circunstancias de una sociedad en particular, pero a pesar de estar fuertemente arraigada en aspectos concretos de la realidad bosnia, es fácil imaginar esta historia en cualquier otro lugar.

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Conocemos por primera vez a la protagonista (y víctima) de la película, Aida (Aida Bukva), cuando se despierta en la cama de su nuevo novio, un hombre mayor que ella. Pronto descubrimos que la joven de 24 años está siendo acosada por un exnovio al que abandonó después de ser maltratada. También entendemos que la mujer quiere vivir su vida a su manera, de forma independiente, mientras rechaza las ofertas de su novio para ayudarla a encontrar un trabajo mejor, en lugar de su empleo actual en la fábrica textil del pueblo.

Mientras tanto, también conocemos a sus asesinos. Primero vemos a Suad (Enes Kozličić), absorto en su oración matinal. En la siguiente escena, el joven está teniendo su primera experiencia sexual en un burdel, mientras el ex de Aida, Kerim (Dino Sarija), espera fuera con impaciencia, tras haber organizado la situación para su amigo.

Después de que Aida rechace el último intento de Kerim por volver con ella, Lončarević nos muestra la escena lúgubre y aterradora de su asesinato. Al renunciar por completo a la sangre y el efectismo, el director consigue que la escena resulte terriblemente realista e insoportable, y no solo por su prolongada duración.

Filmada en solo cinco días con un presupuesto de 20.000 euros, pero tan lograda como cualquier producción europea "decente", la película está compuesta por escenas largas y pictóricas, filmadas por la cámara fija del director de fotografía Alen Alilović, editadas posteriormente por el propio Lončarević en una simple sucesión de secuencias. Cada escena consiste en un único espacio con actores moviéndose dentro del encuadre, y la falta de música se ve compensada por un detallado diseño de sonido, que, durante la última media hora de la película, está completamente marcado por el sonido ensordecedor del río en el que muere Aida.

En otros casos, escuchamos la radio informando sobre las terribles inundaciones o el juicio del líder serbio Radovan Karadžić en La Haya, condenado a 40 años por sus crímenes en la guerra de Bosnia. Lončarević sitúa la historia en el entorno rural bosnio, pero como ya hizo en su anterior largometraje urbano, With Mom, se aleja de la porno miseria presentando su país como un lugar infeliz, aunque hermoso y digno.

A pesar de la presencia inevitable de las actitudes patriarcales en la sociedad bosnia, así como su historia de violencia, tanto a nivel nacional como individual, la película no se centra en el trato a las mujeres ni en su situación. El asesinato, tal y como lo describe Lončarević, no es el resultado de los celos o la pasión, sino un crimen calculado a sangre fría. Se trata simplemente de poder: lo hicieron porque podían. El director se asegura de que esto quede claro manteniendo una cierta distancia a través de su enfoque pictórico, colocando a los personajes en yuxtaposición con la naturaleza (un bosque frondoso juega un importante papel, tanto literal como simbólico).

A pesar de que se basa en un caso muy específico de un país en particular, la película se centra en el instinto primario, animal y depredador de los seres humanos. Por lo tanto, esta no es una historia sobre la sociedad bosnia, sino más bien sobre la civilización humana.

So She Doesn't Live es una producción de Faruk Lončarević y Rusmir Efendić.

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(Traducción del inglés)

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