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DOCAVIV 2020

Crítica: Kings of Capitol Hill

por 

- El nuevo documental de Mor Loushy, proyectado en la competición israelí de Docaviv, explora la historia de AIPAC, el principal lobby pro-israelí de los Estados Unidos

Crítica: Kings of Capitol Hill

La siempre política cineasta israelí Mor Loushy, cuyos anteriores trabajos incluyen Censored Voices [+lee también:
tráiler
ficha de la película
]
y The Oslo Diaries, regresa con Kings of Capitol Hill, que tuvo su estreno mundial en Hot Docs y se proyecta ahora en la competición israelí del Docaviv. La cinta narra la historia del mayor grupo de presión pro-Israel de los Estados Unidos, el American Israeli Public Affair Committee (AIPAC), y lo hace de una forma perspicaz y dinámica, desde sus inicios liberales hasta convertirse en una de las paradas inevitables en las campañas para recaudar fondos de casi todos los políticos estadounidenses.

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La película comienza con un texto que explica que AIPAC no ha concedido ninguna entrevista a lo largo de sus 60 años de existencia. Lo cual sigue siendo cierto, ya que Loushy entrevista a los padres fundadores de la organización, que desde entonces han sido despedidos o han decidido marcharse por su cuenta. Las razones principales que explican estas salidas pueden encontrarse en los cambios ideológicos por los que han pasado tanto los Estados Unidos como el propio AIPAC en los últimos tiempos.

Los principales entrevistados de la película fueron figuras prominentes de AIPAC en la década de 1980, el período en el que el grupo alcanzó gran parte de su poder: el antiguo director ejecutivo de AIPAC, Tom Dine, su asistente M.J. Rosenberg, el director de política exterior Steve Rosen, el analista Kieth Wissman y el director de las actividades de lobby Doug Bloomfield, mientras que Ada Horwitch, miembro de la junta directiva, aparece para compartir detalles sobre el complejo funcionamiento de AIPAC en el siglo XXI, que acabó siendo altamente conflictivo.

Todas estas experimentadas y astutas figuras políticas que operaban detrás de los focos provienen de un contexto liberal: según Rosenberg, en los años 60, el 80% de los judíos estadounidenses votaban a los demócratas. AIPAC fue fundada por el legendario Si Kenen con el objetivo de ayudar a recaudar dinero para la Guerra de los Seis Días (y para crear conciencia al respecto), y su éxito logró colocar al grupo en el mapa político de Estados Unidos. Poco después, la organización comenzó a contratar a personas que trabajaban en campañas contra la guerra de Vietnam.

No obstante, AIPAC no alcanzaría sus cotas de poder actuales hasta la década de los 80, cuando su apoyo llevó a la victoria al político Paul Simon en su carrera al Senado contra el tres veces reelegido Charles H. Percy. Esto demostró que, al asociarse con AIPAC, un político podía contar con los votos de la población judía.

Si bien AIPAC no recauda dinero directamente para las campañas de los políticos, sus eventos, especialmente su conferencia anual, pronto se convirtieron en una parada inevitable tanto para quienes buscan fondos como para aquellos que desean distribuirlos a cambio de influencia. Desde que Reagan se convirtió en presidente y la ideología de AIPAC evolucionó gradualmente hacia la derecha, así como la orientación del público estadounidense en la década de 1980, la mayoría de los candidatos presidenciales han participado en alguna conferencia de la organización. La creciente influencia de AIPAC llegó a estar presente en la legislación. "AIPAC nunca te diría esto", reconoce Wissman en la película. "Pero tuvimos congresistas que vinieron a nuestras oficinas para redactar leyes. Yo mismo escribí alguna ley".

A partir de los Acuerdos de Oslo entre Peres y Arafat en 1993, y con la llegada del nuevo siglo, las posiciones de AIPAC cambiaron. El mayor conflicto institucional se produjo con Obama y sus declaraciones contra los asentamientos judíos, seguido del infame discurso de Netanyahu en el Congreso, y especialmente del acuerdo nuclear con Irán (del que Trump se retiró posteriormente). La parte más emocionante de la película es también la menos sosegada: estamos ante una historia que se está desarrollando en la actualidad y cuyos resultados aún no podemos comprender.

Al contar la historia de AIPAC, Loushy aporta un contexto fundamental para la historia de Estados Unidos e Israel durante los últimos 60 años. Lo más interesante es que la película desmitifica cómo funcionan los lobbies en la política estadounidense y cómo los asuntos de política interna y exterior se alimentan mutuamente, tanto en la esfera pública como detrás de las cámaras.

Kings of Capitol Hill es una producción de la israelí Yes Docu y las estadounidenses Stop Press! productions, Submarine Deluxe y Rustic Canyon Pictures. La cinta recibió el apoyo del New Israel Fund for Cinema and Television. La compañía neoyorquina Submarine tiene los derechos internacionales.

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(Traducción del inglés)

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