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ANGULEMA 2020

Crítica: Petit Pays

por 

- Éric Barbier adapta con éxito y fidelidad la excelente novela de Gaël Faye, espejo del genocidio ruandés a través de la mirada de un niño mestizo del vecino Burundi

Crítica: Petit Pays

“Caminamos en una gran pesadilla”. A veces, la infancia se vuelve, poco a poco y luego de repente, un paraíso perdido: primero, destrozado por los desacuerdos entre adultos, y después, devastado por la violencia humana descontrolada. Así fue la juventud del escritor Gaël Faye, que tuvo que enfrentarse al tormentoso genocidio ruandés de 1994 mientras vivía en Buyumbura, la capital del vecino Burundi. De la inocencia de los juegos de niños a la aparición del odio étnico, de las amenazas latentes, del peligro cercano y del caos al cara a cara con la muerte y la locura: el novelista reconstruyó con maestría este cruel viaje iniciático en Petit Pays [+lee también:
tráiler
ficha de la película
]
, una obra que cosechó varios premios en 2016. El director Éric Barbier ha hecho una adaptación fiel y honesta para la gran pantalla, que desembarca el 28 de agosto en los cines franceses (distribuida por Pathé), coincidiendo con su proyección en la 13ª edición del Festival de Cine Francófono de Angulema.  

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“Tienes que elegir: ¿francés o Tutsi? ¿Tutsi o francés?” Al principio de la película, en 1992, Gabriel (Djibril Vancoppenolle), de 10 años, no se imagina que dos años más tarde deberá responder a esta dura pregunta. Hijo mestizo de un emprendedor francés (Jean-Paul Rouve) y de una madre de origen ruandés (Isabelle Kabano), vive sin preocupaciones en Burundi, en una cómoda villa con tres empleados y tiene un grupo de amigos. Pero una sombra se cierne sobre su vida y la de su hermana menor, Ana (Deyla de Medina): la repentina separación de sus padres (“él se casó para ser un buen africano y yo para largarme de aquí e ir de compras a los Campos Elíseos. Y a los niños, los ve mitad blancos y mitad negros. No es posible que los padres no vean niños del mismo color”). Las tensiones crecientes por la división étnica Hutu-Tutsi gangrenan la vecina Ruanda y contaminan Burundi, donde se celebran las primeras elecciones democráticas en el verano de 1993. En octubre, un golpe de estado militar sacude Buyumbura, mientras en Ruanda (donde vive una parte de la familia de la madre de Gabriel) se está gestando una ola sangrienta para la primavera siguiente. La existencia de Gabriel, que oye, escucha, observa, se hunde en la vorágine…

Éric Barbier, que preserva la perspectiva intimista y familiar de la novela, consigue encontrar el tempo narrativo correcto, tomándose el tiempo de introducir de forma sencilla a los personajes de su microcosmos antes de que surjan, poco a poco, los desafíos del macrocosmos (mediante las noticias en la radio y en la televisión, historias secundarias, etc.) para que su resplandor no invada por completo el entorno percibido por un niño, de manera cada vez más directa (la violencia mantenida fuera de foco durante mucho tiempo se materializa). Un acercamiento respetuoso de su modelo literario que hace de Petit Pays un vehículo entrañable y pedagógico, un buen ejemplo de gran historia iluminada por los niños, y una percepción sensible (y accesible a un público amplio) de los acontecimientos trágicos que es importante recordar para dar a conocer, a quienes los ignoren, las divisiones profundas y las virtudes de la resiliencia.

Petit Pays ha sido producida por Jerico y Super 8 Production, y coproducida por la compañía belga Scope Pictures y por Pathé que gestiona las ventas internacionales.

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(Traducción del francés)

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