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DOCUDAYS 2020

Crítica: New Jerusalem

por 

- En su primer largometraje documental, los directores ucranianos Yarema Malashchuk y Roman Himey van perdiendo su fe con cada dron

Crítica: New Jerusalem

Cualquiera que haya crecido rodeado de alguna congregación religiosa sabe que lo mundano siempre va de la mano con lo espiritual, por muy desalentador que pueda parecer. Los sacerdotes de distintos credos suelen mencionar las finanzas de su parroquia cuando hablan en nombre de Dios, animando a los creyentes a intercambiar gestos de paz y a realizar donaciones, ya que las estatuas e imágenes religiosas necesitan una buena limpieza de vez en cuando, independientemente de su carácter divino. Tal y como vemos en New Jerusalem [+lee también:
tráiler
ficha de la película
]
, el documental de Yarema Malashchuk y Roman Himey, presentado en la competición nacional del Docudays (del 24 de abril al 3 de mayo), en los lugares de culto las oraciones son tan comunes como las charlas sobre renovaciones.

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Esta dualidad está presente a lo largo de todo el documental, que se centra en la peregrinación a Zarvanytsia, un viaje al que se suman cientos de personas cada año. Se trata de un peregrinaje similar al de Fátima en Portugal, Częstochowa en Polonia o Lourdes en Francia, tal y como apunta un presentador de televisión, que se esfuerza por informar entre el estruendo de los coches que pasan a su lado. Zarvanytsia es un centro espiritual que cuenta con un complejo denominado la "Jerusalén ucraniana", un espacio santificado en 2018 que ofrece a los visitantes réplicas de tamaño natural de lugares icónicos como el Calvario, donde Cristo fue crucificado, o el jardín de olivos donde rezaba. Antes de llegar al destino final, todas las paredes que vemos están adornadas con imágenes sagradas, pero todo el mundo parece hablar de dinero o de su última adquisición.

Si hay que destacar un aspecto negativo del documental, lo cierto es que a veces le resulta demasiado fácil burlarse de las creencias de los demás, a pesar de que los fieles insisten en cantar himnos religiosos sin perder de vista su teléfono móvil, o incluso su dron. Este dúo de cineastas presta especial atención a los detalles y a la debilidad humana, mostrando las camisas de "Gucci" junto a los sombreros con paraguas, las pequeñas charlas que no tienen nada que ver con el sentimiento religioso, o los peculiares ejemplos de arte reciclado con neumáticos. Todo esto convierte a la película en una experiencia divertida, extremadamente empática, con momentos de pura comedia, como cuando un fotógrafo emerge detrás de un predicador, sudando profusamente y aconsejando a todo el mundo que no levante la cabeza para que “sus fosas nasales no salgan demasiado grandes en la foto”. Un buen consejo, por cierto.

No obstante, a pesar de todo el esperpento y los personajes chiflados, que reclaman atención mediática mientras se quejan de que los gitanos les roban su dinero, la cinta también presenta momentos genuinos. Por lo general, estos aparecen de forma discreta, como una anciana que visita las tumbas de sus seres queridos, solo para saludar, o el sentimiento de comunidad que se crea entre los participantes. Esta es posiblemente la razón por la que tantas personas regresan año tras año, sin prestar atención a las peleas, los empujones y los insultos. "Es posible ver muchas cosas", comenta uno de los fieles mientras observa una roca que supuestamente tiene la forma de la Virgen María. Lo mismo podría decirse de esta película.

New Jerusalem es una producción de Valeriya Sochyvets y Contemporary Ukrainian Cinema, que también se encarga de las ventas, con el apoyo de la Ukrainian State Film Agency.

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(Traducción del inglés)

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