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PELÍCULAS / CRÍTICAS Rumanía

Crítica: Love 2. America

por 

- La segunda parte de la trilogía sentimental del rumano Florin Şerban es sorprendentemente artificial

Crítica: Love 2. America
Igor Babiac y Emõke Pál en Love 2. America

Tras el estreno de Love 1: Dog [+lee también:
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, bautizamos a Florin Şerban como "el director más romántico de Rumanía". Con la segunda parte de su "Trilogía del amor", Love 2. America [+lee también:
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, estrenada el pasado viernes en algunas salas del país, podemos decir que el realizador mantiene su título. Desgraciadamente, la película resulta sorprendentemente fría, sobre todo considerando sus intenciones, premisa y las herramientas de las que dispone.

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Escrita y editada por el propio Şerban, Love 2. America explora el último día en la historia de amor entre un hombre (Igor Babiac) y una mujer (Emõke Pál). Mientras él se prepara para marcharse al día siguiente, con la intención de empezar una nueva vida en Estados Unidos, ella va a despedirse. Las conversaciones crípticas, la ambientación atemporal (la historia puede tener lugar en cualquier década del siglo pasado) y la ubicación (una pequeña casa en medio del bosque) revelan rápidamente las intenciones de la cinta (filmada con maestría por Oleg Mutu): explorar la esencia del amor. Se trata de un propósito muy ambicioso, pero casi todo lo que sucede en la película funciona en su contra.

Como siempre, la belleza (o en este caso, el amor) está en el ojo (o el corazón) del que mira, y algunos espectadores pueden encontrar las bromas exageradamente coreografiadas de los protagonistas como gestos de gran romanticismo. Sin embargo, ni los personajes ni sus diálogos cargados de angustia existencial funcionan para este cronista, que no puede dejar de preguntarse cómo es posible que uno de los actores más naturales y expresivos del cine rumano y moldavo actual (pueden leer las críticas de algunos de los trabajos de Babiac, como The Unsaved [+lee también:
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) parezca tan artificial en una historia de amor.

Aunque el trabajo de cámara de Oleg Mutu aprovecha a la perfección la belleza primigenia del bosque y la casa aparentemente abandonada, la cámara suele permanecer tan lejos de los protagonistas que la emoción y el dramatismo se pierden en la distancia. Por otra parte, las conversaciones en voz en off, en las que se discute cómo el amante es el ser supremo en la vida de su amado (citando al propio San Agustín), puede hacer que el público sienta que la imagen es un elemento secundario en este artificio cinematográfico, que además presenta una cronología fragmentada. Es como si la película emplease la imagen como una caja hermética en la que encerrar algunas citas pretenciosas sobre grandes temas, escritas por autores desconocidos y poco inspirados.

Cabe destacar la valentía de Şerban al intentar abrir nuevas vías en el cine rumano moderno, pero por desgracia esto no es suficiente. En su anterior largometraje, Love 1: Dog (seleccionado en Sarajevo), el director trataba los conceptos de atracción, obsesión y pérdida con mayor eficacia, principalmente porque los protagonistas, interpretados por Valeriu Andriuţă y Cosmina Stratan, no se paraban cada minuto para hablar sobre la atracción, la obsesión y la pérdida. En America se hace evidente que el amor cinematográfico no surge de la nada, y que las conversaciones pretenciosas, monótonas y demasiado ensayadas son quizás la forma menos efectiva de representarlo.

Love 2. America es una producción de las compañías rumanas Fantascope Films, The East Company y Correct Media. La cinta tuvo su estreno nacional el 10 de enero de la mano de Fantascope Films.

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(Traducción del inglés)

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