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VENECIA 2019 Competición

Crítica: Sobre lo infinito

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- VENECIA 2019: Roy Andersson vuelve al Lido con una película que provoca alguna carcajada, pero que está lejos de ser la mejor que ha hecho

Crítica: Sobre lo infinito

Si el virtuoso sueco de los actos cotidianos de torpeza Roy Andersson hiciera un anuncio de Citroën, seguiría siendo desternillante. De hecho, lo hizo, y ciertamente, lo era. Pero su regreso a la competición principal de Venecia tras su victoria en 2014 con la maravillosa Una paloma se posó en una rama a reflexionar sobre la existencia [+lee también:
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resulta un poco decepcionante, aunque Sobre lo infinito [+lee también:
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no deja de ser un ejercicio perfectamente decente, que no podría haber hecho otra persona, y capaz de provocar una risa cómplice con sus viñetas. Aunque en esta ocasión, puede que la risa no sea tan sonora.

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Guiado por una imagen gloriosa de amantes flotando por en medio del aire como en algún cuadro perdido de Chagall (aunque Andersson dice haberse inspirado en la Nueva Objetividad alemana, la llamada Neue Sachlichkeit) y una voz femenina que invita dulcemente a pasar, describiendo a un padre y su hija de camino a una fiesta de cumpleaños bajo la lluvia o a alguien que tiene problemas con su coche, el último trabajo de Andersson parece su showreel; con un metraje de solo 76 minutos, se podría enseñar a cualquiera que pregunte en qué consiste su estilo y dónde yacen sus verdaderos intereses. Pero aunque resulta coherente (tal vez demasiado), también es poco memorable, como un limpia paladar que anuncia una comida en condiciones.

Una comida que, dado su ritmo de trabajo, debería llegar en torno al 2026, pero antes de que eso suceda, Sobre lo infinito es otra reflexión sobre la existencia, si podemos tomar prestado el anterior título, y en este caso, la paloma se mantiene educadamente al margen. Una vez más, encuentra el humor en las rutinas corrientes y las reglas de conducta social. Aquí, un tacón roto atrae miradas de confusión, y las preguntas serias o incluso desesperadas sobre la fe —o su pérdida, como en el caso de un agitado cura que tiene pesadillas— pueden cortarse con un breve: "Tengo que coger el autobús". La vida puede plantear a veces algunos dilemas existenciales, pero eso no quiere decir que haya que llegar tarde a la cena.

Andersson se mueve con libertad, desde una mujer verdaderamente aficionada al champán hasta Hitler, pero no todas las bromas caen de pie, y su concentración parece dispersarse por momentos. Quizás un poco como sus personajes, desesperadamente a la deriva, vertiendo vino por toda la mesa perfectamente puesta o llorando en un autobús solo porque no saben lo que quieren. Es muy revelador que aunque no esté en su mejor momento, Andersson consigue firmar cintas que siguen pareciendo espontáneas, sin una pizca de pretenciosidad en su cuerpo torpemente vestido y de huesos grandes. Y absolutamente siempre, a pesar de todas las burlas ligeras y las miradas que parecen darse cuenta de todo, sigue siendo uno de esos pocos cineastas que realmente parece amar a las personas, más por sus faltas que por sus virtudes, quizás. Y eso hace que tú también quieras a esos pobres diablos.

Sobre lo infinito es una producción sueca, alemana y noruega de Pernilla Sandström y Johan Carlsson para Roy Andersson Filmproduktion AB y coproducida por 4½ Fiksjon AS y Essential Films, en asociación con Société Parisienne de Production, Sveriges Television AB, ARTE France Cinéma, ZDF/ARTE, Film Capital y Stockholm Fund. Las ventas internacionales están a cargo de Coproduction Office.

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(Traducción del inglés)

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