08/02/2019 - BERLÍN 2019: Bas Devos plasma una ciudad herida en lo más profundo, cuerpo social enfermo marcado por el vacío sobre el cual planea la sombra de tantas muertes absurdas

Hellhole [+lee también:
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ficha de la película], segundo largo de Bas Devos (Gran Premio de la sección Generation 14plus en Berlín 2014 con su primer film, Violet [+lee también:
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ficha de la película]), se estrenó a nivel mundial este 8 de febrero en el marco de la sección Panorama de la Berlinale.

Tras los atentados de Bruselas, Wannes (Willy Thomas), un médico generalista, toma el pulso de la ciudad y sus habitantes, mientras que él mismo lucha contra su propia soledad y la ausencia de su hijo, piloto de caza destinado a Oriente Medio.

El doctor escucha, entre otros, a Mehdi (Hamsa Berlarbi), un joven argelino que apenas logra seguir con su vida. ¿Cómo ser joven musulmán hoy en día en Bruselas, "capital yihadista de Europa"? Su compañera Samira, interpretada por Lubna Azabal (que acaba de recibir el Magritte a mejor actriz por Tueurs) se siente una superviviente. Vemos, por todas partes, los estigmas, los militares armados, los fantasmas de las víctimas. Ella habla de la cólera y el miedo de todos.

Un miedo que comparte Alba (Alba Rohrwacher), traductora para las instituciones europeas, encarnación de la eurocracia bruselense y su torre de Babel, que pierde poco a poco el control de su existencia.

Y ahora, ¿qué hacemos? En Hellhole, Bas Devos sondea el alma de una ciudad y sus habitantes, en estado de shock tras un atentado. Todos o casi todos los bruselenses han sufrido el impacto de este acontecimiento terrible, cicatriz asesina en una ciudad en plena conmoción postraumática. Se nos presenta el ballet fantasmal de estos personajes que buscan sentido; son muy diferentes, encarnan la diversidad de esta ciudad tan multicultural. Esta ciudad, tocada en pleno corazón por la ausencia, el vacío de los que han desaparecido, en la encrucijada de la soledad y el miedo.

El cineasta multiplica justamente los planos vacíos de cuerpos, en los que solo parecen permanecer los espectros de los ausentes. De pronto, encontramos un marco en el marco, el pomo de una puerta, el marco de una ventana, como si la cámara imaginara la mirada de los desaparecidos, observando la vida desde su retiro. El film comienza con un largo plano fijo sobre un cielo azul, que viene a rellenar el título, amputado de su corazón (la O). Así pues, el centro de esta cinta será el agujero (hole), el hoyo, la nada. Una nada tan espacial como temporal.

Devos expone lo cotidiano en su banalidad más profunda, hasta filmar literalmente el tiempo que pasa. Pero cada uno de estos gestos cotidianos insignificantes, cada uno de estos minutos que pasa, recuerdan la ausencia. La cámara, alternativamente exploradora o contemplativa, filma los apartamentos, los edificios y a veces las carreteras incluso como si fueran naturalezas muertas. El tiempo se dilata tanto que se convierte en espacio, una distancia que recorremos.

Violet exploraba ya las secuelas de la violencia ciega y la muerte, lo que hay más allá de la vida, pero a un nivel individual. Muy sólida formalmente, y quizás menos extravagante, Hellhole enriquece la obra de Bas Devos, ofreciendo un nuevo aspecto a este cine escaso en palabras, un cine de la visión, magistralmente construido gracias al trabajo de su director de fotografía, Nicolas Karakatsanis, que ya trabajó en Violet, y que recientemente ha estado a cargo de la fotografía de Yo, Tonya, Un ange [+lee también:
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Hellhole es una producción de Tomas Leyers (Violet) para Minds Meet, coproducida en los Países Bajos, por Petra Goedings para Phanta Vision. Las ventas de la cinta están a cargo de Les Films du Losange.

(Traducción del francés)