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PELÍCULAS Reino Unido / Estados Unidos

Crítica: Animales fantásticos: Los crímenes de Grindelwald

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- El segundo episodio de la saga spin-off que arrancó con Animales fantásticos y dónde encontrarlos es un espectáculo grandioso pero algo decepcionante

Crítica: Animales fantásticos: Los crímenes de Grindelwald
Katherine Waterston y Eddie Redmayne en Animales fantásticos: Los crímenes de Grindelwald

Mientras nos llega la noticia de que J. K. Rowling ha denunciado a su asistente personal por robar 24.000 libras (la fortuna de la creadora de Harry Potter se estima en más de 650 millones de dólares), el mago zoólogo Newt Scamander vuelve a la gran pantalla en Animales fantásticos: [+lee también:
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Los crímenes de Grindelwald
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, el segundo episodio de la saga que arrancó con Animales fantásticos y dónde encontrarlos [+lee también:
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, basada en cinco aventuras ambientadas en el Wizarding World y escritas por la propia Rowling.Con el británico David Yates a cargo una vez más de la dirección (tras realizar anteriormente otras tres películas de Harry Potter), la cinta se distribuye mundialmente en 2D, 3D, 4D, Dolby Cinema y Screen X de la mano de Warner Bros. Pictures.

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Tras dejar al temible mago oscuro Gellert Grindelwald (Johnny Depp, con peinado y barba de hipster) en manos del Mágico Congreso de los Estados Unidos (MACUSA) al final de la anterior película, Los crímenes de Grindelwald comienza con su increíble fuga. Estamos en Nueva York, en 1927. Los efectos especiales deslumbran a los espectadores desde la primera escena, que nos transporta con rapidez a Londres, tres meses más tarde, donde Newt Scamander (Eddie Redmayne) discute con los líderes del Ministerio de Magia, que le ofrecen libertad para buscar animales fantásticos si captura a Benobone (Ezra Miller), que ha huido a París y que está en posesión del incontrolable y poderoso obscurial que Grindelwald quiere usar para someter a los muggles. Scamander rechaza la oferta, pero más tarde la acepta tras la invitación de su antiguo profesor, ahora mentor y amigo, Albus Dumbledore (que todavía no es director de Hogwarts), interpretado por un convincente Jude Law. Dumbledore no quiere y no puede enfrentarse directamente a Grindelwald debido a su historia pasada; esta es una de las cuestiones que la cinta trata de resolver en sus 134 minutos de metraje. Hay muchas preguntas en torno a la historia familiar del atormentado Credence y a las nuevas caras que aparecen en esta película, como Nagini (Claudia Kim) o el mago franco-africano Yusuf Kama (William Nadylam). Otros personajes también aparecen por primera vez, como la aspirante a aurora Tina Goldstein (Katherine Waterston), de quien se enamora Newt, su hermana Queenie (Alison Sudol), que reserva varias sorpresas al público, Leta Lestrange (Zoë Kravitz) y el chef pastelero y muggle Jacob (Dan Fogler), que interpreta un papel cada vez más cómico junto a Scamander, aligerando la tensión de los duelos.

Luego están los hermosos animales mágicos, tan queridos por el protagonista. Además de Picket, la mascota de Scamander, los útiles y adorables nifflers están de vuelta. Y Zouwu, el felino oscuro y gigante que, según ha confirmado Rowling, está inspirado en la mitología china, hace una increíble aparición. Su presencia, junto a la de Nagini, interpretada por la actriz coreana Claudia Kim, y la de Krall (David Sakurai), muestra hasta qué punto el film está dirigido al mercado asiático, así como al afroamericano, con William Nadylan y Zoë Kravitz en el reparto. Los que hayan visto The Hate U Give, de George Tillman Jr., recordarán la teoría (cómica y cariñosa) de que Harry Potter está basada en las bandas de los barrios negros. 

A pesar de que el spin-off logra mantener el espíritu general que aprecian cientos de millones de lectores y espectadores (aunque muchos lo consideren un caso de infantilismo cultural, con su conflicto simplista entre el bien y el mal), Los crímenes de Grindelwald tiene problemas de guion (escrito por el tres veces oscarizado Stuart Craig) desde el primer momento. J. K. Rowling no ha conseguido igualar los aciertos, la agitación y la arrolladora estructura épica que dieron fama a su joven mago.Sin embargo, el montaje de Mark Day es impresionante, y el director de fotografía Philippe Rousselot juega habilidosamente con las atmósferas del triángulo mágico que forman Nueva York, Londres y París en los años 30. Los crímenes de Grindelwald, producida por Heyday Films y Warner Bros, es un espectáculo grandioso, pero algo decepcionante.

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(Traducción del italiano)

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