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ARRAS 2018

Crítica: The Eternal Road

por 

- Antti Jussi Annila revela un episodio desconocido de la historia en una película dramática y novelesca, candidata finlandesa a los Óscar y protagonizada por Tommi Korpela

Crítica: The Eternal Road
Tommi Korpela y Sidse Babett Knudsen en The Eternal Road

"A partir de ahora, usted irá a dónde yo le diga y hará lo que yo le diga". La increíble trayectoria, inspirada en hechos reales, de un hombre atrapado entre ideologías, fronteras y los sobresaltos de la historia: esta es la temática que aborda el cineasta finlandés Antti Jussi Annila en su tercer largo, The Eternal Road [+lee también:
tráiler
entrevista: Antti-Jussi Annila
ficha de la película
]
, que ya triunfó en su país (seis Premios Jussi en 2018, entre ellos, los de mejor película y mejor dirección, así como la designación como candidata nacional al Óscar 2019) y ahora se ha prestrenado en la competición del 19º Festival de Arrás.

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Ambientada entre 1931 y el invierno de 1938, la trama, creada por el director junto con Aku Louhimies y el novelista Antti Tuuri (autor del bestseller que inspiró el film), cuenta un episodio apasionante y totalmente desconocido de la historia. Mientras la depresión económica asolaba el mundo occidental, Stalin invita al proletariado internacional a unirse a la Unión Soviética, y 10.000 personas (entre ellas, más de 6000 de origen estadounidense y finlandés) responden a la llamada, dejando atrás Estados Unidos y Canadá en busca de una vida mejor en la Unión Soviética. Un sorprendente éxodo que puebla varias granjas comunitarias en la república socialista soviética autónoma de Carelia, en un clima internacional marcado por el encarnizado enfrentamiento entre los rojos y sus enemigos.

Justo en el centro de esta guerra ideológica va a parar Jussi Ketola (el carismático Tommi Korpela), un obrero que ha vuelto a Finlandia tras participar en la construcción de rascacielos neoyorquinos. Una noche, le separan de su familia y su granja miembros armados del movimiento de extrema derecha Lapua, que sospechan que es socialista; el tenaz Jussi escapa de una muerte segura cruzando clandestinamente la frontera con la Unión Soviética, donde querían enviarle sus captores, por el camino entonces conocido como la "Eternal Road". Tras recibir atención médica en Petrozavodsk, Jussi se topa con las fuerzas de seguridad interior (el GPU, que más tarde se convertirá en el NKVD) y con Kallonen (un excelente Hannu-Pekka Björkman). Bajo sospecha de ser un espía estadounidense (sobre todo porque tuvo que sumarse al Ejército Blanco en 1918), se le impide volver a Finlandia y se le obliga a demostrar su lealtad a la Unión Soviética haciendo de soplón en una granja colectiva (y cristiana) en la que viven un centenar de personas venidas de Norteamérica. Declarado oficialmente muerto de cara a su país de origen (del que queda completamente aislado por la censura soviética) y rebautizado como Jussi Kari, nuestro protagonista comienza una nueva vida, intentando preservar su integridad y fundando una nueva familia con Sara (Sidse Babett Knudsen). Pero Jussi está lejos de librarse de sus penas, de los chantajes de Kallonen y de la espada de Damocles de las variaciones doctrinarias soviéticas...

Comenzando casi como un western, The Eternal Road cuenta un increíble destino individual, atrapado por la espiral del torbellino de la historia. Adoptando paradójicamente un ritmo relativamente pausado si consideramos los múltiples saltos temporales, la cinta evita el registro melodramático, en el que habría podido caer con facilidad, y mantiene un buen equilibrio entre la progresión temporal y la necesidad de enraizar al personaje en su ambigua privación de libertad. Buscando un estilo orientado al gran público, realzado por una fotografía de calidad que firma Rauno Ronkainen, el largo es evidentemente una denuncia de la maquinaria soviética, pero cuenta con bastante espíritu novelesco como para abstraerse del puro género histórico-político-ideológico y logra desarrollar una edificadora (casi lírica) dimensión humana y un encadenamiento a menudo contundente de los acontecimientos.

Producida por la compañía finlandesa MRP Matila Röhr Productions junto con la sueca Anagram Produktion y la estonia Taska FilmThe Eternal Road es vendida internacionalmente por TrustNordisk.

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(Traducción del francés)

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