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VENECIA 2018 Orizzonti

Crítica: Tel Aviv on Fire

por 

- VENECIA 2018: Una comedia sutil y divertida de Sameh Zoabi sobre las tribulaciones de un dudoso guionista de telenovelas entre la espada y la pared

Crítica: Tel Aviv on Fire
Kais Nashif y Yaniv Biton en Tel Aviv on Fire

Risas y un poco de ligereza para reflejar una situación política, histórica y cotidiana desesperadamente antagónica, la del conflicto israelo-palestino, que el cine tiende más bien a abordar desde los planteamientos más dramáticos. Esta es la audaz apuesta (pues se expone inevitablemente a las críticas de las consciencias más serias de ambos bandos) de Sameh Zoabi en la deliciosa Tel Aviv on Fire [+lee también:
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entrevista: Sameh Zoabi
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, presentada en la sección Orizzonti del 75º Festival de Venecia. Conocido por su primer largo, Man Without a Cell Phone [+lee también:
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, el cineasta persiste en su deseo de comedia, y tiene motivos para insistir, pues su nueva cinta se revela como una convincente máquina de precisión humorística (a partir de un guion escrito por él mismo junto con Dan Kleinman), a un tiempo inventiva, sencilla e irresistiblemente simpática.

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El ingrediente de base de una comedia lograda es evidentemente un buen personaje principal, y con el treintañero Salam (Kais Nashif), la película está bien surtida. Prototipo del soñador inconstante, indeciso y torpe, que vive todavía con su madre en Jerusalén, este palestino de nacimiento acaba de encontrar, gracias a su tío Bassam (Nadim Sawalha), que es showrunner, un pequeño trabajo en el plató de una telenovela palestina que se rueda en Ramala: Tel Aviv on Fire. El programa tiene una gran popularidad (también entre el público israelí), se ambienta seis meses antes de la guerra de los Seis Días, en 1967, y cuenta cómo la espía palestina Tala (Lubna Azabal), se infiltra en el estado mayor israelí, ganándose el favor del general Yehuda (Yousef Sweid), para finalmente eliminarlo.

La irrupción en la vida de Salam del autoritario comandante Assi (Yaniv Biton), responsable del punto de control que debe cruzar cada día para ir de su casa al trabajo, dará la vuelta a la situación. La mujer del militar israelí es una apasionada de Tel Aviv on Fire, y Salam conseguirá un ascenso inesperado al puesto de guionista de la telenovela. Completamente neófito en la materia, tendrá que encontrar ideas como sea. A Assi no le faltan, y las impone, convirtiendo progresivamente el relato en una historia de amor israelo-palestina y poniendo pronto a Salam, que se emancipa como creador, ante decisiones cornelianas y peligrosas...

Jugando hábilmente con la alternancia entre las escenas de la telenovela y las de la vida real, que entran poco a poco en resonancia recíproca, Sameh Zoabi (que es un palestino nacido en Israel) teje un relato muy divertido y bastante imprevisible sobre "la escritura en acción", que a pesar de todo no descuida las especificidades y la rutina del conflicto israelo-palestino (particularmente con una hermosa secuencia junto a un muro que divide ambos territorios).  Con el añadido de un homenaje a los clásicos hollywoodienses (Casablanca, El halcón maltés), el film es un buen ejemplo de comedia de autor inteligente, del arte de sacar partido de los clichés con mucho humor, y de una forma muy pertinente de predicar la paz a través del cine.

Producida por la compañía luxemburguesa Samsa Films, la francesa TS Productions, la israelí Lama Films y la belga Artémis Productions, Tel Aviv on Fire se proyectará también en la sección Discovery del 43er Festival de Toronto (6-16 de septiembre). Las ventas internacionales están a cargo de Indie Sales.

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(Traducción del francés)

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