25/06/2018 - El documental de Pedro Lino da cuenta de la vida nómada de una de las figuras más emblemáticas del cine mudo de Portugal, el director Rino Lupo

Las mentes inquietas llevan vidas inquietas. Y las vidas inquietas son un material de primera para hacer buen cine. Es el caso de Rino Lupo, empresario y director italiano que protagoniza el nuevo documental de Pedro Lino, que lleva por título su apellido. Lupo [+lee también:
tráiler
ficha de la película], única obra portuguesa que compite en el FEST - New Directors New Films, es la última muestra de toda una serie de obras de arte lusas que miran al pasado para celebrar el presente.

Nacido en el seno de una familia de la burguesía romana, Lupo viajó por toda Europa y trabajó en varios estudios cinematográficos antes de asentarse en Portugal a principios de los años 1920. Lleno de energía y de ideas, se embarcó en varios proyectos de cine mudo, en algunos de ellos como productor y/o director. Sirvan de ejemplo Mulheres da Beira, Os Lobos, O Desconhecido y, más tarde, Zé do Telhado. Algunos recibieron grandes críticas y otros dividieron a su público pero la mayoría compartían dos cosas: llenaban los cines y costaban el doble de lo que estaba previsto. Las consecuencias, por tanto, no sorprenden: productoras se declaraban en quiebra. Mientras tanto, Lupo causaba sensación en la escena artística de Oporto y Lisboa en aquellos años 20.

Lino, abiertamente fascinado por el magnánimo personaje que encarnó Lupo, repasa el recorrido del empresario en detalle y le formula directamente preguntas retóricas en relación a algunas decisiones sorprendentes y a la vida nómada que escogió para sí. Para su documentación del pasado, el director se apoya en antiguos artículos de prensa y cartas, así como las entrevistas con los nietos de Lupo y las imágenes de archivo de Manoel de Oliveira, que trabajó, en los albores de su carrera interpretativa, como actor en una de las películas de Lupo.

Lo fascinante de esta película, sin embargo, más allá de su reconstrucción del pasado, es la determinación de Lino de vincular el pasado con el presente, cosa que lleva a cabo de varias maneras: reconstrucción de las imágenes de los viejos teatros en distintas ciudades, rodaje en escenarios que técnicamente ya no existen (o que se han llegado a convertir hasta en templos evangélicos) y, sobre todo, incorporando textos del propio Lupo a la narrativa del documental que resultan preocupantemente relevantes aún hoy: “La producción cinematográfica portuguesa ha brindado algunos maravillosos ‘flashes’ de brillantez pero, por desgracia, todavía debe organizarse bien, levantarse sobre sus recursos y manejar obras de valor. Hasta ahora, todo ha sido como un borrador, un intento inicial de demostrar una voluntad fuerte pero una producción limitada a algunos éxitos aislados”. Casi un siglo después, las palabras de Lupo resuenan con fuerza y podrían pasar por una observación contemporánea sobre el estado del séptimo arte en Portugal.

Con la llegada del sonido, la carrera de Lupo tomó otro giro inesperado y, a principios de los años 1930, se marchó a París con su mujer y su hija, de quienes se separó para regresar a su Roma natal y, más tarde, viajar a Berlín, donde trabajó con la legendaria empresa UFA. Después, con el cruel paso del tiempo, Lupo desapareció de las portadas y fue relegado a pequeños papeles como actor antes de morir a causa de una neumonía en Italia en 1936.

Lupo es una producción de Ukbar Filmes.

(Traducción del inglés)