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CANNES 2018 Semana de la Crítica

Crítica: La mujer de la montaña

por 

- CANNES 2018: El islandés Benedikt Erlingsson consolida su potencial con una película divertida, ocurrente, enérgica, ecologista y feminista

Crítica: La mujer de la montaña
Halldóra Geirharðsdóttir en La mujer de la montaña

El talento de Benedikt Erlingsson para la puesta en escena y el humor inteligente quedó claro en 2013 cuando su película De caballos y hombres [+lee también:
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irrumpióen San Sebastián para llevarse el premio Nuevos Realizadores, antes de conquistar otros festivales. Esta primera impresión se confirma en su segundo largometraje, La mujer de la montaña [+lee también:
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, presentado a competición en la 57ª Semana de la Crítica de la 71ª edición del Festival de Cannes. La película posee un equilibrio dinámico entre varios géneros: comedia, drama, suspenso de acción trepidante, distanciamiento con un toque de fábula, realismo contemporáneo en la lucha contra destrucción del planeta y el vínculo profundo entre la sabiduría ancestral del cuerpo y el poder vikingo. En resumen, una obra híper feminista que no escatima en temas para reflexionar, que tiene un envoltorio muy divertido y que no se toma demasiado en serio a sí misma.

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Todo ocurre muy rápido en el extremo más aislado de la (sublime) tierra islandesa. Halla (Halldóra Geirharðsdóttir, que carga con brío todo el peso de la película), una mujer de unos cincuenta años, tensa un arco y tira una flecha que hace pasar un cable por debajo de las líneas de alta tensión que dibujan el paisaje. Unos minutos más tarde, una usina de aluminio arde en el otro extremo de la isla, mientras ella escapa corriendo perseguida por un helicóptero de la policía al que consigue despistar con la ayuda inesperada de un primo granjero (Jóhann Sigurðarson). Así nos enteramos de que éste es el quinto sabotaje de nuestra heroína, una amazona ecologista y profesora de canto. Halla, cuyo apartamento está decorado con retratos de Gandhi y Mandela, recorre la ciudad en bicicleta y pasea con su hermana gemela Ása (interpretada por la misma actriz), una profesora de yoga. Pero el combate clandestino de Halla contra las multinacionales que contaminan se ve alterado por una noticia inesperada: se concreta la solicitud de adopción que hizo cuatro años antes y una niña huérfana la espera en Ucrania. Nuestra intrépida y metódica “mujer de las montañas” (apodo que le han puesto los medios de comunicación) decide dar un último gran golpe mientras los poderes públicos la persiguen por terrorismo…   

Benedikt Erlingsson, que explota a la perfección los decorados naturales de su país, dirige una película vibrante, física y con una puesta en escena brillante donde la protagonista debe sortear drones y ovejas para poder defender su ideal. La mujer de la montaña es al mismo tiempo un mensaje y una llamada a la resistencia para salvar la naturaleza de la avaricia industrial, que no recurre argucias psicológicas y va directo al grano, desdramatizando su propósito con un trío de músicos que acompañan el desarrollo de la acción. Un pequeño coqueteo estilístico que, sin resultar molesto, habría podido limitarse un poco, aunque no disminuye el impacto positivo en el fondo y en la forma de una película divertida.

La mujer de la montaña ha sido producida por Slot Machine y Gulldrengurinn, en coproducción con Solar Media Entertainment, Köggull SF y Vintage Picture; mientras que Beta Cinema gestiona los derechos internacionales.

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(Traducción del francés por Carolina Benítez)

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