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BERLINALE 2018 Competición

Crítica: The Real Estate

por 

- BERLÍN 2018: Axel Petersén y Måns Månsson proponen un cuadro de alienación social fuerte en el que el propósito y la forma casan para provocar una reacción de rechazo

Crítica: The Real Estate
Léonore Ekstrand en The Real Estate

El largometraje presentado a concurso en la Berlinale por los suecos Axel Petersén (artista y autor, entre otras obras, de Avalon [+lee también:
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, participante en la sección Forum de Berlín en 2012) y Måns Månsson (director de dos películas presentadas en Forum; la última de ellas, The Yard [+lee también:
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, en 2016: una película de asfixiante arquitectura que hablaba de la deshumanización frente al capital), The Real Estate [+lee también:
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entrevista: Axel Petersén y Måns Månsson
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, es un objeto cinematográfico de lo más intrigante que reproduce en su forma (a través de primeros planos extremos que imponen una visión de túnel opresora y un montaje carente de emociones) la alienación social e individual de que da cuenta, hasta el punto de que el resultado es una película físicamente difícil de ver, más allá aún del terror que inspira. 

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The Real Estate es el producto de un mundo aplastado entre paredes metafóricas y reales (real estate significa "inmueble" en inglés) que bloquean la vista de los inmigrantes que están al otro lado mendigando y de todas las tragedias que sofocan a la humanidad y que inundan los telediarios. Este relato sobre muros, con el fuego como motivo recurrente, se presenta en cierto sentido como una variación del contraste entre sofoco y encierro, visto como un fenómeno generalizado. Así, cuando ella recibe en herencia un inmueble deslucido y descuidado cuyos inquilinos se ven explotados por unos carroñas tan indesahuciables como ellos, Nojet (Léonore Ekstrand) se siente, a sus 68 años de edad, tan atrapada por un lado como por otro. 

Esta rica propietaria (que se atreve a subrayar que, "en Suecia, los llamamos home free" [libres de hogar] y no homeless [sin hogar]), abrumada por su imponente herencia, está ante todo encerrada en su individualismo poseedor ("Todo esto no me da alegrías pero no tengo ganas de romperme la cabeza", afirma). Ella puede, sí, ella, cuidar de su cuerpo en decadencia como todo su universo (la peluquería, el gimnasio...) y hasta satisfacerlo (por ejemplo, mediante intercambios sexuales parecidos a transacciones), mientras que otros yerran en las frías calles. Los vagabundos sirven, de hecho, como elementos de una comedia musical que produce un amigo de Nojet, quien tiene que hacer frente a algún que otro problema en los ensayos. Cabe señalar asimismo la escena en que un hombre se indigna porque el hotel ha puesto todos los huevos (los duros y los pasados por agua) en el mismo cesto. ¡Intolerable! 

Huevos suecos suecos se le ofrecen a Nojet en otra escena, la que abre el último acto del film, pero a Nojet no le interesa volver al verdadero nacionalismo que obsesiona a su pálido abogado, un apasionado, por lo demás, de las armas automáticas: ella va de frente, fomenta su pequeño proyecto terrorista en Internet y sigue hasta sus últimas consecuencias la lógica histórica de la alienación de la sociedad occidental, sin moral de la historia, justamente, puesto que a la moral se la ha expulsado de su morada.

The Real Estate causa deliberadamente una reacción de rechazo. Si ya las imágenes de la película son físicamente difíciles de ver, su abyecta protagonista y todo lo que ella representa lo es aún más y resulta aún más insoportable porque la vemos muy de cerca. La obra se hace difícil de amar pero en ello radica justamente su dispositivo y hay que reconocer que esta adecuación entre el propósito virulento del film y la reacción física que provoca con su composición formal es un gesto de cine y de arte de lo más interesante por parte de Petersén y Månsson.

The Real Estate es una producción de Flybridge en coproducción con las también suecas Across The Alley y Giants & Toys y la británica Entertainment International. La alemana The Match Factory es su agente de ventas internacionales.

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(Traducción del francés)

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