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LONDRES 2017

Crítica: El pan de la guerra

por 

- La compañía de animación irlandesa Cartoon Saloon (La canción del mar) presenta su nuevo largometraje, dirigido por Nora Twomey, que trata sobre el viaje de una niña pequeña en Afganistán

Crítica: El pan de la guerra

Después de la aclamada animación irlandesa The Secret of Kells [+lee también:
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, Nora Twomey dirige la película animada El pan de la guerra [+lee también:
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, que participa en la sección oficial del London Film Festival de este año.   

La película, basada en un libro de Deborah Ellis y con la participación de Angelina Jolie como productora ejecutiva, tiene lugar en el Kabul talibán de 2001, donde el terror y el trato injusto a los civiles (en especial, a las mujeres) están a la orden del día. En una casa destartalada en las montañas, en la zona más pobre de la ciudad, vive Parvana (Saara Chaudry), de 11 años, junto a su hermana mayor, su hermano pequeño, su madre y su padre, un profesor que perdió una pierna durante la guerra contra los rusos.   

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Tras un altercado con la policía talibana, el padre de Parvana (Ali Badshah) es encarcelado por defender a su hija contra un antiguo alumno suyo. Así empieza el viaje de Parvana. Como las mujeres no pueden salir de casa sin compañía masculina, la familia queda abandonada a su suerte y sus miembros deben luchar por conseguir comida y agua. Además, Parvana está decidida a sacar a su padre de prisión. Rápidamente, se da cuenta de que sólo hay una manera de enfrentarse a esta situación: cortarse el pelo y convertirse en un chico.  

Durante la película, somos testigos de la estrecha relación de Parvana con su familia y su nueva amiga Shauzia (Soma Bhatia), una antigua compañera de clase que también se disfraza de chico para sobrevivir en una sociedad dominada por hombres. Aunque la película retrata la vida cotidiana en Kabul las semanas previas al inicio de la guerra con Estados Unidos, también muestra características de la identidad afgana. En el rodaje intervinieron varios asesores afganos para garantizar la descripción exacta de los valores y la cultura afganos, una autenticidad que se refleja en unos personajes dulces y, a la vez, complicados. Además, su animación dibujada a mano, simple pero deslumbrante, consigue que los rasgos de los personajes permanezcan expresivos; y refleja el ambiente del lugar mediante acuarelas de las vistas de la ciudad y paisajes coloridos, polvorientos y destrozados por la guerra.

El padre de Parvana le enseñó varias destrezas como leer y escribir, una educación básica a la que muy pocos tienen acceso. Pero además de estos recursos, Parvana también es una gran narradora y la película intercala los capítulos de una historia que ella le cuenta a su hermano menor y a su amiga Shauzia. Estos momentos, ilustrados con animación con recortes, transmiten las tradiciones del país a través de la imaginería del folklore y la música afganos. Este contraste en los métodos de animación aporta originalidad a la puesta en abismo y deja suficiente espacio para el humor y los trucos de animación alegres que enriquecen la película, cuyo tono sería muy dramático sin ellos. A medida que avanza la narración, la historia de Parvana se convierte en un reflejo de su propio viaje. 

El pan de la guerra es una película pertinente en la actualidad, ya que la emancipación femenina en Afganistán y otras zonas en conflicto parece imposible. Sin embargo, la película ofrece una mirada tierna a sus personajes mientras recurre a elementos como la cultura, la identidad y los derechos de las mujeres para retratar un periodo oscuro de la historia contemporánea de Afganistán.

El pan de la guerra ha sido producida por Aircraft Pictures, Cartoon Saloon y Mélusine Productions. Su distribuidor en Reino Unido es StudioCanal, mientras que WestEnd Films se encarga de las ventas internacionales.

Nuestra cobertura del 61º Festival de Cine de Londres BFI está realizada en colaboración con el Máster en Estudios de Cine, Programación y Comisariado de la Escuela Nacional de Cine y Televisión de Reino Unido.

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(Traducción del inglés por Carolina Benítez)

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