05/09/2017 - VENECIA 2017: La película, escrita y dirigida por el actor israelí Tzahi Grad, aborda el conflicto eterno que, literalmente, llama a nuestra puerta

Naftali (Tzahi Grad), una celebridad local, está centrado en un ambicioso proyecto. Cuando por fin decide adelantar trabajo atrasado en su estudio, contrata a un trabajador palestino que no se presenta, pero envía en su lugar a Fahed (Ala Dakka, de Beyond the Mountains and Hills [+lee también:
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ficha de la película]). Aunque el nuevo empleado de mantenimiento no parece entender mucho del tema, todo va bien hasta que alguien ataca a una chica del vecindario y la comunidad israelí del pequeño pueblo se vuelve contra el extraño, obligando a Naftali a tomar partido.

“Todos somos racistas. La cuestión es si cedes ante ello o no”, afirma cínicamente Tzahi Grad en The Cousin [+lee también:
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entrevista: Tzahi Grad
ficha de la película], película que escribe, dirige y protagoniza; y que acaba de estrenarse en la sección Orizzonti del Festival de Cine de Venecia. Grad, recordado por su papel en Big Bad Wolves (2013), vuelve a centrarse en una historia donde se hace justicia por mano propia. Esta vez el humor es mucho más blanco, aunque a veces se vuelve negro como una boca de lobo.

La crítica social implícita parece indicar que Grad disfruta con la provocación. En especial, a expensas de su propio personaje, Naftali, un idealista de izquierda que, tras insistir en la necesidad de entender ambas caras del conflicto, termina por no actuar en consecuencia. Predeciblemente, todas esas palabras no se traducen en acciones, ya que a pesar de estar convencido de la inocencia de Fahed, Naftali empieza a cuestionar su propia postura cuando se hace evidente que es mejor mirar para otro lado si los supuestos justicieros a los que te enfrentas están tan aburridos que participarían encantados en una tortura pública a la hora de la cena.

La idea de reflejar un gran conflicto en un entorno pequeño (Grad rodó gran parte de la película en su propia casa) es tan práctica como efectiva y, como han probado las recientes nominaciones a los premios Ophir (concedidos por la Academia Israelí de Cine y Televisión), existe una necesidad clara de este tipo de cine de confrontación. Pero uno no puede evitar el deseo de que Grad predique su mensaje con un poco más de sutileza, ya que a pesar de los viejos rencores y los prejuicios profundamente arraigados todo se intensifica de forma oportuna y rápida hasta convencer por completo, transmitiendo así una leve sensación de producto televisivo. Aunque trata un conflicto muy específico, The Cousin resulta sorprendentemente universal y, a la vez muy triste, si nos paramos a pensar.

The Cousin ha sido producida por la compañía israelí Mh1 y la estadounidense Bleiberg Entertainment, que también se encarga de su distribución internacional. 

(Traducción del inglés por Carolina Benítez)