24/04/2017 - La cineasta griega Elina Psykou toma un nuevo camino visual en su segunda película, estrenada mundialmente en el Festival de Cine de Tribeca

Aunque el cine griego está abandonando, poco a poco, su famosa rareza estética, los directores griegos siguen preocupados por los problemas sociales y políticos nacionales, que ahora son percibidos a través de un renovado entusiasmo por lo abstracto. Cuatro años después de su debut nada convencional, The Eternal Return of Antonis Paraskevas [+lee también:
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entrevista: Elina Psykou
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ficha de la película]. La película se estrenó mundialmente en la competición internacional de ficción de Festival de Cine Tribeca.

Son of Sofia transcurre en Atenas durante los Juegos Olímpicos de 2004. Misha (Victor Khomut), de once años, viene de Rusia para reunirse, después de dos años separados, con su madre, quien da nombre al título, Sofia (Valery Tscheplanowa). Sofia está casada con el Sr. Nikos (Thanassis Papageorgiou), un caballero mayor y conservador que era la estrella de un programa de televisión para niños durante la dictadura. Nikos y Misha pertenecen a mundos totalmente diferentes y su única conexión es su amor por Sofia, que trata de buscar el equilibrio entre los dos hombres y sus propias necesidades.

Psykou también escribió el guion y se mantiene fiel a la esencia de su narración, que tiene algunas similitudes con su debut. Una vez más, utiliza una historia personal como premisa, establecida en un ambiente recóndito e incluso claustrofóbico, en esta ocasión un apartamento, para analizar un paisaje sociológico y político mucho más extenso. Mientras Sofia se ahoga al ser manipulada por su hijo y, económicamente, por su marido, la frágil estabilidad burguesa que ella lucha por conseguir se ve amenazada mientras el mundo se derrumba a su alrededor. Mientras tanto, Misha encuentra un camino para escapar de su nueva realidad a través de sus historias, que poco a poco se adueñan de su vida.

El cuento de hadas de las Olimpiadas y la falsa bendición que representan muestran las raíces de la crisis económica que sufre Grecia actualmente. Todo el mundo sigue disfrutando de una época de poder, de prosperidad, de riqueza y, por supuesto, de logros deportivos, todo directamente enlazado al orgullo de una identidad nacional. Misha (una referencia directa a la mascota olímpica de Moscú 1980) se ve obligado a hacerse amigo de sus “homólogos” atenienses cambiando su nombre, su idioma e incluso sus emociones; se convierte en la víctima de una “grecialización”obligatoria. Como en cualquier sociedad austera, todo aquel que se atreva a diferenciarse de una homogeneidad inusual, tiene que pretender adaptarse o enfrentarse a la marginación y expulsión. Por esta razón, Misha cree que puede confiar más en sus cuentos de hadas que en su realidad.   Desgraciadamente, nadie parece darse cuenta de que el dragón está sano y salvo sin un príncipe que le dé caza.

Son of Sofia desmonta algunos de los prevalecientes mitos sobre la sociedad griega que fueron especialmente explotados durante las Olimpiadas, un evento que sirve como sedante social. Psykou retrocede en el tiempo y plantea las cuestiones de integración y aceptación en una sociedad que no pudo cambiar y empezó a incubar el odio, el racismo y el extremismo, años antes de la crisis económica. A algunos les costará darse de cuenta de que el breve sueño olímpico puede convertirse en una pesadilla diaria.

Son of Sofia es una coproducción griego-franco-búlgara de Giorgos Karnavas, Konstantinos Kontovrakis (Heretic), Janja Kralj (KinoElektron) y Boris Chouchkov (Chouchkov Brothers), vendida internacionalmente por Heretic Outreach.

(Traducción del inglés)