12/12/2016 - Grand Corps Malade y Mehdi Idir firman un primer largo formidable, certero, divertido y conmovedor

"Debe comenzar a entender que su vida nunca será como antes". Benjamin, un deportista de 20 años, abre los ojos en el hospital; acaba de ser operado tras zambullirse en una piscina insuficientemente llena. El accidente ha afectado sus cervicales, y Benjamin ha quedado tetrapléjico, confinado a una cama, con posibilidades inciertas de recuperar la sensibilidad y la movilidad. Una cruel desgracia sucedida realmente durante su juventud al célebre compositor y poeta de slam Grand Corps Malade, que narra su rehabilitación en un libro que ahora ha llevado a la gran pantalla, codirigiendo junto a Mehdi Idir Patients [+lee también:
tráiler
ficha de la película], un film extraordinario en su carácter certero y vital, a un tiempo divertido y profundamente conmovedor.

Volviendo deliberadamente la espalda a todo exceso de sentimentalismo y desbordamiento melodramático, este primer largometraje dirigido al gran público (en el buen sentido de la expresión) irradia una saludable simplicidad y una vasta humanidad, erigiéndose en testimonio de autosuperación y de una amistad que surge sin dobleces y en medio de dificultades extremas, sin soslayar en ningún momento la crudeza implacable de la realidad física y psicológica —una rutina que no da respiro, un futuro con forma de enorme signo de interrogación— a la que se enfrentan los cinco protagonistas de la película. Una increíble lección vital, acompañada de una mirada intensa y lúcida a la discapacidad, que se ha ganado al público al proyectarse fuera de competición en la sesión inaugural del 8º Festival de Cine Europeo de Les Arcs. 

Comenzando con el grito de un enfermero ("¿de quién es este tetrapléjico?"), Patients narra la estancia de un año de Ben (Pablo Pauly) en una clínica de rehabilitación, retratando con una veracidad sin fisuras las diferentes etapas del largo camino hasta la "verticalización", o mantenerse en pie. Un objetivo que es prácticamente un sueño irrealizable cuando Ben comienza por intentar acercar el pulgar al índice, cuando le lavan y alimentan como a un bebé, y cuando siente que "el tiempo no pasa como en otros sitios". Pero los progresos —agarrar un mando a distancia, pasar la sal en el comedor, llevar una silla de ruedas por los interminables pasillos que constituyen el espacio principal de la película, poner un pie delante del otro con la ayuda de barras paralelas— son fuentes de alegría tan poderosas como el miedo a fracasar, el aburrimiento de la vida en la clínica, las ideas funestas y la angustia por el futuro. Ben tiene fuerza de voluntad y sabe reírse de sí mismo, y por el camino conocerá a compañeros de desgracia que le apoyarán y a los que ayudará: Farid (Soufiane Guerrab), Toussaint (Moussa Mansaly), Steve (Franck Falise), Eddy (Rabah Ait Oufella) y la hermosa Samia (Nailia Harzoune). Un pequeño y diverso falansterio ("¿dónde están los de clase media, los Pierre-François?") unido por un humor negro sin concesiones que no impide que aflore la dimensión dramática de estas vidas que penden de una frágil esperanza. 

Unos intérpretes jóvenes y excelentes, una puesta en escena sobria, un montaje inventivo que en determinados momentos sabe acelerar el ritmo, una intensidad emocional admirablemente contenida, un retrato en profundidad de la sociedad francesa de los suburbios parisinos, una inmersión meticulosa en el entorno médico, un relato de la lucha personal y colectiva por vivir y sobrevivir a la discapacidad: Patients asume con brillantez su forma de tragicomedia infundida de un riguroso realismo. Una apuesta en conjunto muy lograda, resultando en una película que irradia una luz redentora en la oscuridad y que indudablemente obtendrá su recompensa en la taquilla.

Producida por Mandarin, Patients será distribuida el próximo 1 de marzo en las salas francesas por Gaumont, que también se encarga de las ventas internacionales.

(Traducción del francés)