email print share on Facebook share on Twitter share on LinkedIn share on reddit pin on Pinterest

SAN SEBASTIÁN 2016 Competición

Lady Macbeth: la furia irreprimible

por 

- SAN SEBASTIÁN 2016: Una mujer se rebela contra quienes le rodean (e incluso su propia condición humana) en la contenida y a la vez salvaje película de época del inglés William Oldroyd

Lady Macbeth: la furia irreprimible
Florence Pugh en Lady Macbeth

Una determinada puesta en escena no siempre es sinónimo de un determinado acercamiento a un tema. El director británico William Oldroyd, con carrera como director de teatro, ha elegido demostrar esta máxima en su ópera prima Lady Macbeth [+lee también:
tráiler
entrevista: William Oldroyd
ficha de la película
]
, una cinta en la que todo es aparentemente calmo en la superficie, pero extremadamente revuelto en las profundidades. La película, presentada a competición en el 64° Festival de San Sebastián, tras haberse estrenado mundialmente en el 41° Festival de Toronto, es un cristalino ejemplar de un elegante cine de época que envuelve una violenta rebelión contra prácticamente todo.

(El artículo continúa más abajo - Inf. publicitaria)

La historia está, de hecho, adaptada por la dramaturga Alice Birch de la novela corta del ruso Nikolái Leskov Lady Macbeth de Mtsensk, que a su vez Shostakóvich adaptó a una ópera que el propio Stalin censuró por subversiva. En ella, una mujer (allí Katerina, aquí Katherine) es obligada a casarse con un hombre que le dobla la edad, de buen porte y buena familia, como parte del acuerdo al que habían llegado sus respectivos padres, que ataba a la joven una parcela de terreno, para así hacerla un mejor negocio. En los planos, estáticos, simétricos y sencillos, en los que se nos presenta los personajes ya se atisba lo que será el principal pilar de la película: la fiera interpretación de su protagonista, Florence Pugh, que brilla en cada mirada, gesto y palabra.

Katherine, que supuestamente debe ser recatada y decorosa, estar oprimida en el interior de su casa y cumplir todas las obligaciones para con su impasible y cruel esposo (Paul Hilton), no está dispuesta a llevar este camino. En cuanto él y su padre (Christopher Fairbank), aún más estricto y déspota, dejan la casa temporalmente, ella encuentra una fisura en su mundo encorsetado a través de la cual entregarse a la furia y a la pasión por partes iguales: el siervo de los establos Sebastian (un instintivo y animal Cosmo Jarvis). Katherine, cual mujer decidida a revolucionarlo todo para colocarse en una situación en la que pueda retomar el control de su vida, desatiende sus obligaciones, se vuelve airada, introduce a Sebastian en la casa como si fuese el nuevo señor y desestima cada vez más a su abnegada criada Anna (Naomi Ackie). Pronto, en el momento en el que el plan de Katherine no sale como previsto, se muestra dispuesta a todo, absolutamente todo, para conseguir lo que ella quiere.

Es ahí donde la película crece: en el retrato contenido de una furia que reside en el interior de una mujer negada, de una mujer decidida a luchar por sus deseos en una época en la que al género femenino se le apartaba en los interiores de las habitaciones para atraparlas en corsés y miriñaques y ahogarlas en la desidia. Oldroyd retrata con un gran pulso las consecuencias de tal situación, sin justificarlas, sin juzgarlas, a través de una de esas mujeres, que pierde incluso la brújula moral y la conciencia para enfrentarse directamente a algo tan claro (y tan complicado) como su propia condición humana. ¿Somos, en realidad, malos por naturaleza, y solo nos hace falta que nos pongan en cierta situación para demostrarlo, y ya de paso, sin remordimiento alguno? Katherine tiene algo que decir sobre esto.

La película ha sido producida por Sixty Six Pictures and iFeaturesProtagonist Pictures la vende al extranjero.

(El artículo continúa más abajo - Inf. publicitaria)

¿Te ha gustado este artículo? Suscríbete a nuestra newsletter y recibe más artículos como este directamente en tu email.

Privacy Policy