08/08/2016 - LOCARNO 2016: En su ópera prima, Michele Pennetta ha decidido tratar un tema difícil, el de la inmigración clandestina, del que se habla tanto y tan a menudo de forma errada

Pescatori di corpi [+lee también:
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ficha de la película], dirigida por Michele Pennettay presentata en la sección Cineastas del presente del Festival de Locarno, nos ofrece el retrato sincero de una Sicilia abandonada a sí misma, una tierra de tránsito tan amada como odiada. En vez de proponer un análisis inevitablemente parcial de la situación en la isla, el director italiano ha decidido erigir un aspecto poco tratado poniendo en paralelo dos situaciones cuyas similitudes nos hacen reflexionar inevitablemente.

Por un lado, Pescatori di corpi sigue el día a día del Alba Angela, barco pesquero que juega con la ilegalidad (a menudo navega fuera de la zona de pesca) y que debe constantemente confrontarse con el aumento de la presencia policial, debido al cada vez mayor flujo de migrantes. Y por el otro, se adentra en la intimidad de Ahmed, inmigrante clandestino que intenta escaparse después de haber pasado cinco años en su casa flotante, una barca abandonada en el puerto de Catania. Sin encontrarse nunca, Ahmed y la tripulación del Alba Angela comparten una rutina hecha de precariedad, un mundo en el que los pobres luchan entre ellos para sobrevivir, entre remordimientos y el instinto de supervivencia. Lo que hace de Pescatori di corpi una película grandiosa en su simplicidad son los pequeños y aparentes detalles que hacen rimar la vida cotidiana de unos y de otros. Los peces que intentan respirar sobre el barco de contrabando nos recuerdan a los cuerpos agónicos de demasiados seres humanos arrojados al mar con barcas improvisadas. De la misma manera las imágenes de las gaviotas que pueblan el cielo nos permiten respirar de nuevo haciendo el contraste incluso más evidente. La realidad de Sicilia, la atrocidad de los cuerpos sin vida que se pierden en mar, no está nunca mostrada explícitamente, sino que es a través de la reconstrucción de una vida amarrada a un destino semejante (la de Ahmel) que llega tal representación. Ahmel, y muchos otros como él, se transforma en una sombra, una sombre que intenta mantener el poco de humanidad que le queda: construyendo una ducha provisional, buscando cuidarse a sí mismo, manteniendo ciertas actividades (lavarse los dientes, afeitarse la cabeza, hacer de un trozo de tela una puerta) que le permitan recordar que era una persona como todos nosotros.

Pescatori di corpi, rodada de noche casi en su totalidad, en la penumbra, recuerda a trazos el espíritu trágico de un Caravaggio, dando a los cuerpos una nueva e inesperada consistencia. ¿Es que nunca se hará día en esta tierra abandonada a sí misma? ¿Qué futuro se puede esperar de una tierra que ya no tiene nada que ofrecer tanto a quien nace en ella como a quien llega a ella (a su pesar)? El resto del mundo, con sus pequeñas pero cómodas banalidades, se filtra aquí de modo casi irreal: a través de una camiseta de los Rolling Stones que lleva un compañero de desventuras de Ahmed o de los altavoces de su smartphone, con el que escucha canciones para toda la familia. Nada parece realmente real, aunque todo lo sea, trágicamente.

Claro está, el tema tratado por Pescatori di corpi no es nuevo, pero es necesario, y su modo de observar la realidad sin enfatizarla, sin espectacularizar la miseria, lo hace particularmente interesante. La dignidad, la poca que aún queda, se convierte en cierto modo en el propio tema de la película.

Close Up Films ha coproducido la cinta, junto a RSI y SRG SSR.

(Traducción del italiano)