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CANNES 2015 Competición

Macbeth, el salvaje

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- CANNES 2015: El festival de Cannes echa el cierre de su competición con una película de Justin Kurzel indudablemente teatral sin que por ello deje de ser todo un espectáculo cinematográfico

Macbeth, el salvaje
Michael Fassbender y Marion Cotillard en Macbeth

Macbeth es un noble escocés a la cabeza de un ejército agotado al servicio de Duncan, el rey de Escocia. Tras una gloriosa victoria contra los noruegos, Macbeth se topa con cuatro hermanas, brujas que le lanzan extrañas predicciones sobre la evolución de su título honorífico que le llevarán hasta la realeza. Cuando Macbeth confía sus ambiciones a su esposa, Lady Macbeth, ésta lo anima a acelerar el destino asesinando al rey Duncan para hacerse con el poder; pero la sangre llama la sangre y este asesinato no será al final más que el primero de una larga serie dictada por la locura y la culpabilidad.

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, un copia y pega del texto original de Shakespeare y la puesta en escena del director de Snowtown, obtenemos una nueva adaptación de Macbeth que debe la otra mitad de su éxito a un Michael Fassbender hecho a la medida de este papel. Macbeth [+lee también:
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, del australiano Justin Kurzel, es una coproducción entre Francia, Gran Bretaña y los Estados Unidos y ha sido la encargada de clausurar con pompa la competición del 68º festival de Cannes. El director trabajó anteriormente como decorador en una adaptación de la obra de teatro, lo que explica la reflexión y el cuidado tras una dirección artística que destaca sobre todas las adaptaciones de la obra que la preceden.

 

Los paisajes escoceses humeantes, los campos de batalla enrojecidos y el barro que salpica los rostros guerreros contribuyen a instalar un ambiente sólido que juega con los ralentís y las coreografías de precisos movimientos para aplicar un filtro de modernización necesario para el equilibrio frente a la teatralidad de un texto abundante, complicado por el acento escocés de los personajes que lo pronuncian. Tanto en el cine como en el palco, el papel de Lady Macbeth, la esposa impaciente a la que la sed de poder y el remordimiento sumergen progresivamente en la locura, tiene la reputación de ser uno de los personajes más difíciles de interpretar. Tal vez sea esa la razón por la que Marion Cotillard, a pesar de una dicción perfecta y un acento francés trabajado especialmente para el papel (la nacionalidad de Lady Macbeth no se menciona en ningún momento de la obra), es menos convincente que su coprotagonista masculino. En su conjunto, con todo, el reparto cumple su labor; es más bien en el énfasis visual sobre los personajes donde la película podría haber presentado un balance más eficaz. Las cuatro hermanas, por ejemplo, por muy sobrenaturales que sean sus apariciones, habrían ganado siendo más tangibles, o menos teatrales: ellas salen de la bruma para algunas réplicas proféticas y desaparecen sin que el barómetro siniestro suba o baje.

 

La música atronadora también se emplea para desplazar el cursor dramático e influir en el ritmo de la película, haciendo que ésta se aprecie especialmente en cines de una talla y una calidad de imagen y sonido importantes. Cabría pensar casi que la obra del maestro no puede llegar a ser sin una escena a la medida de su talento.

 

Esta producción británica tiene como agente de ventas internacionales a StudioCanal.

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(Traducción del francés)

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