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FESTIVALES España

Autómata: que los robots no dominen la Tierra

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- La genuina ciencia ficción de Gabe Ibáñez sirve al Festival de Sitges para homenajear a su protagonista y productor, la estrella Antonio Banderas

Autómata: que los robots no dominen la Tierra

El actor malagueño Antonio Banderas, desde su asentamiento en Hollywood, no se ha olvidado de los suyos y siempre ha mostrado interés por la situación del cine de su país. Por eso no ha dudado en volver a España siempre que la ocasión lo mereciese: en su Andalucía natal rodó su primera incursión en la dirección, El camino de los ingleses; produjo en 2008 el film apocalíptico Tres días; se convirtió en un mad doctor a las órdenes de Almodóvar en La piel que habito [+lee también:
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(y volvió a currar con Pedro en Los amantes pasajeros [+lee también:
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), financió los títulos animados El lince perdido, La dama y la muerte –que llegó a quedar finalista en la categoría de cortometrajes en los Oscar 2009- y Justin y la espada del valor [+lee también:
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, y hace unos años se volcó en el levantamiento de un proyecto tan complicado como Autómata [+lee también:
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en una industria que, a pesar de éxitos aislados, sufre daños profundos.

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Por eso que un hombre poderoso como él apoye una cinta made in Spain es, como poco, plausible, aunque el resultado no esté a la altura de lo que se esperaba. Ya en el reciente Festival de San Sebastián, en cuya Sección Oficial competía, provocó más frío que calor. Ahora aterriza en el Festival de Sitges haciendo la función de pretexto para otorgar el Gran Premio Honorífico a su máximo creador. Y aquí, un film de género fantástico 100% como éste no puede ser mejor acogido. Dicha proyección coincide en fechas con su estreno en lugares tan distantes como China, Sudáfrica y Estados Unidos, lo cual demuestra que su factura y gancho –el reparto lo completan actores como Melanie Griffith (en un doble papel, uno humano, el otro robótico), Robert Foster, Dylan McDermott y Javier Bardem, que pone voz a uno de los androides- han dado sus frutos comerciales.

La acción transcurre en un futuro árido donde los androides están al servicio de los humanos, ayudándoles en todo tipo de labores. Jacq Vaucan (Banderas), un agente de seguros que trabaja para la firma que los fabrica, vigila para que no se sobrepasen en sus funciones, superando así en inteligencia a sus dueños. Estamos, por lo tanto, ante un relato de inconfundible aroma a Asimov gracias a un guión que ha firmado el director, Gabe Ibáñez, junto a Igor Legarreta y Javier Sánchez Donate. Ibáñez demostró hace cinco años, con su ópera prima, Hierro [+lee también:
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, que era capaz de sacar partido al paisaje y crear atmósferas malsanas. Ciertamente el aspecto formal de Autómata, con esa fotografía lívida y desérticos escenarios,  enlaza con los comics de Moebius y la película Mad Max, pero el mayor lastre del film es un argumento que apenas avanza, que transmite poca emoción y que confía demasiado en un conflicto que nos resulta –demasiado- familiar gracias a films míticos como Blade Runner o 2001, una odisea del espacio.

Y es que las ansias de transcendencia de una película como ésta no deberían ser tan obvias, y si se tomase a sí misma con más sentido del humor, quizás los acordes que la orquesta sinfónica de Bulgaria nos regala desde su banda sonora no sirvieran como fondo a nuestro sueño.

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