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VENECIA 2014 Fuera de competición

In The Basement: memorias del subsuelo austriaco

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- VENECIA 2014: Tras su trilogía Paraíso, Ulrich Seidl desciende en los sótanos vietnamitas para descubrir los especiales lugares en donde se nutren las pasiones y las obsesiones

In The Basement: memorias del subsuelo austriaco

La idea de echar un vistazo en el mundo secreto de los sótanos austriacos le vino a Ulrich Seidl en 2000, cuando estaba en plena búsqueda de localizaciones para Días perros, la película que supuso su lanzamiento. Mientras exploraba las afueras de la ciudad, los espacios urbanos desiertos que consistían en miles de edificios, las cabañas en la campiña y los guetos formados de viviendas unifamiliares, el director se dio cuenta de que sus compatriotas concebían sus sótanos como lugares especiales en donde podían pasar cómodamente más tiempo que en sus salas de estar. Más de diez años más tarde, con la trilogía Paraíso cerrada, Seidl ha afinado su reveladora idea y la ha transformado en su nueva película, In The Basement (Im Keller) [+lee también:
tráiler
ficha de la película
]
, que ha sido seleccionada fuera de competición en el Festival de Venecia.

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Con In The Basement, Seidl ha efectuado básicamente un regreso a la forma documental, que ha caracterizado muchos de sus anteriores trabajos, lejanos de su reciente trilogía. In The Basement no es simple y llanamente una serie de personajes, que podrían describirse como bizarros, como mínimo, grabados en sus sótanos mientras se zambullen en su hobby favorito, sea este algo completamente inocuo o algo que debería ser absolutamente ocultado de la mirada de los demás. Porque el sótano es sin duda el lugar en donde la gente puede esconder cosas, o efectivamente a ellos mismos, y perderse en cualquier pasión que puedan tener.

Por ejemplo, vemos a una mujer llamada Alfreda, que cada día desciende a las entrañas del grandioso edificio en el que vive para sacar sus muñecas de varias cajas. Estas muñecas son sorprendentes reproducciones de recién nacidos reales, con incluso finas arrugas en sus caras, y las acurruca en sus brazos, como si fuesen reales. Después, vemos al señor Lang, que quería ser un tenor, pero se contenta ahora con enseñar a sus amigos a disparar en el campo de tiro que ha montado en su garaje. Nunca se sabe, hay tantos turcos por la ciudad, y tantas células terroristas islámicas por todas partes. Hay tantas armas de caza colgadas en el sótano de Manfred e Inge como miles de trofeos de caza de animales atrapados en África a su lado, desde impalas a facóqueros; y en ese ambiente es como la mujer de la casa cocina su delicioso schnitzel. Y después está Josef, que toca el trombón e invita a sus compañeros de banda a ir y emborracharse en su enorme sótano, decorado como un museo de recuerdos nazis, con retratos de Hitler y maniquíes en uniformes de la SS.

Tampoco hay falta de pasatiempos sexuales, que los incluyen tanto perversos como exhibicionistas. Por ejemplo, vemos a un pálido hombre que satisface a mujeres con sus actuaciones romperrécords y a la ex cajera de supermercado que se ha lanzado a la prostitución subterránea. Los individuos más difíciles de ver sin sentir escalofríos son los Ducheks, una mujer en la que ella es una dominatrix y él un masoquista que limpia el baño con su lengua y se cuelga del techo del sótano por sus genitales. Por otra parte, la masoquista Sabine le da al público algo que pensar, cuando cuenta sus desventuras con varios hombres y explica cómo trabaja para Caritas, ayudando a las mujeres que han sufrido violencia doméstica.

Aunque puedan parecer seres monstruosos colocados en un espectáculo de un círculo del siglo XIX, esta gente rebosa realmente una desconcertante pero tangible humanidad. Y Seidl, lejos de juzgarlos, los convierte en los únicos personajes principales de sus tableaux vivants, insuflándolos de un retorcido sentido del humor. Pueden provocar sentimientos repulsivos, pero son nuestros vecinos, o quizás son en realidad nosotros, con nuestras obsesiones que escondemos en los sótanos.

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(Traducción del italiano)

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