10/07/2014 - Un primerizo director ruso lanza con enorme pasión una relevante pregunta a la sociedad contemporánea

El primer largometraje del joven director ruso Ivan I. Tverdovsky,Corrections Class [+lee también:
tráiler
entrevista: Ivan I. Tverdovsky
ficha de la película], celebró su estreno europeo en la sección East of the West del festival de Karlovy Vary. La cinta, basada con licencias en una novela de Ekaterina Murashova, es una historia tan descorazonadora como esperanzadora de adolescentes con minusvalías físicas y/o psicológicas a los que el sistema educativo preferiría barrer bajo la alfombra en lugar de esforzarse en facilitar su participación en la sociedad.

Lena (Masha Poezhaeva) es una chica brillante y guapa confinada a su silla de ruedas la mayor parte del día. Después de estudiar en casa durante años, la inscriben en una clase especial para alumnos discapacitados que deben demostrar a una comisión al final del año escolar si “vale la pena” que asistan a clases “normales” con otros niños. A la clase acuden estudiantes que tienen deficiencias de todo tipo: desde síndrome de Down hasta trastorno bipolar o un simple tartamudeo. Este escenario institucional fascista es lo primero que provoca la rabia del espectador.

Lena se enamora de Anton (Philipp Avdeev), el “chico bonito” de la clase. Su relación acabará siendo casi fatal debido no solo a la desidia social de las instituciones y las ideas reaccionarias y “tradicionales” de sus familias, sino también y aún más a la crueldad de sus compañeros. Los niños son crueles y los niños que han sufrido acoso escolar, social y hasta familiar solo por el hecho de ser diferentes pueden llegar a ser brutales.

No obstante, es posible que haya luz al final del túnel, un cierto “happy ending”, sea porque el director vio su trabajo en la veda del realismo mágico o porque trató de explicar psicológicamente la enfermedad de Lena. Pero, antes que todo esto, el público tiene que presenciar escenas devastadoras que se sitúan en los límites de la catarsis y el más brutal sentimentalismo, un poco a la manera de Lars von Trier (pensemos en Los idiotas o en Bailar en la oscuridad). El reparto es una mezcla de actores profesionales y adolescentes discapacitados, por lo que es de esperar que los medios se cuestionen la ética de la realización del film, si este consigue atraer los focos mediáticos como merece.

El director, de 25 años de edad, ha hecho, en definitiva, una película desigual en lo estructural y formal pero muy poderosa en lo emocional, con un significado social de enorme importancia y con una pasión que casi no encuentra parangón en el cine ruso actual. Por desgracia, es difícil que reciba mucho espacio más allá de lo que es el circuito de festivales (“predicar para conversos”), a pesar de que debería proyectarse en todas las televisiones de Rusia y Europa del este.

Corrections Class es una coproducción entre la rusa New People Film Company y la alemana Jomami Filmproduktion.

(Traducción del inglés)