12/06/2014 - El director gallego Alfonso Zarauza firma una pequeña radiografía de la crisis española a través de los ojos de una joven madre interpretada por Lola Dueñas

Hay pocos que no conocen la historia: la burbuja inmobiliaria española estalló hace ya un tiempo, a la par que la crisis financiera y bancaria mundial, reventando todo lo que estaba edificado sobre ella. El pasado reciente (y el presente) de un país en el que mucho se derrumbó sin que nada (o muy poco) intentase hacer de contrafuerte es el cimiento de Los fenómenos [+lee también:
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El camino que toma Los fenómenos para contar esa historia de la que estamos todos al corriente es el que iluminan los ojos de Neneta (una estupenda Lola Dueñas). Ella, madre de un bebé, que vive en una furgoneta desde hace tiempo en la costa de Almería, vendiendo pulseras en la playa, ve como su pareja, Lobo (Luis Tosar), desaparece justo el día en el que iba a empezar a trabajar. Sin nada más, se ve forzada a recoger el campamento y a volverse a su pueblo natal, en el norte de Galicia. Sin embargo, nada es fácil a su vuelta: su madre le recrimina un pasado que, al parecer, ha supuesto una gran ruptura entre ellas y sus vecinos la reciben con una falsa amabilidad a la vez que la rechazan en sus trabajos. Hasta que en el camino se cruza con algo de luz: mientras revive una vieja relación sentimental con Furón (Juan Carlos Vellido), consigue entrar a trabajar como peón de obra en una construcción. En un oficio de hombres, en donde es tan extraña que no puede evitar llamar la atención, Neneta se las apaña para sobreponerse a sus gajes, con fuerza y el creciente apoyo de su cuadrilla, y conseguir ser parte de “los fenómenos”, los que consiguen mayor éxito económico y reconocimiento por su capacidad para levantar metros cuadrados construidos. 

Los fenómenos juega, de entrada, con una historia con la que el espectador está predispuesto a conectar: lo que Zarauza muestra en la pantalla es tan cercano para gran parte del público español que su identificación es casi inmediata. Desde su abandono hasta la impotencia ante los estragos de la crisis económica (falta de trabajo y/o salario, impagos de hipotecas), el camino de Neneta se encuentra en todo momento con la complicidad del público, aunque a veces suponga por ello andar sobre lugares comunes y tópicos que levantan inmediatamente muros entre la cinta y el espectador crítico. La cercanía y la humildad de la película, producida por Maruxiña Film Company y ZircoZine, es uno de sus puntos fuertes, así como la interpretación de la siempre solvente Lola Dueñas, que se entrega a este proyecto tras dejarse ver en otros más ambiciosos como Stella cadente [+lee también:
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