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CANNES 2014 Proyecciones especiales

Geronimo: un gran Gatlif

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- CANNES 2014: El arte del director gitano culmina en una película salvaje y sensual que asemeja a un baile de sudor, a un apasionado flamenco, simplemente embriagadora

Geronimo: un gran Gatlif

El director gitano Tony Gatlif ha alegrado el ánimo y los sentidos de la Croisette con su nueva película, Geronimo [+lee también:
tráiler
ficha de la película
]
, presentada entre las proyecciones especiales del Festival de Cine de Cannes. Los admiradores de la humanidad de Gadjo dilo y de la sensualidad y la energia liberadora de la música que la acompañaba se verán transportados a una nueva experiencia de la mano del director, más embriagadora que nunca.

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En esta ocasión mezcla con innegable maestría una gran variedad de formas artísticas (música, baile, teatro, sonido e imagen...), que empuja al límite hasta explotar en un torbellino de purpurina mostrado sobre una tragedia repleta de emociones humanas. En esta películas, todo se encuentra en el extremo, desde la violencia hasta el dolor, desde el amor hasta la locura. Su sensual montaje y su salvaje belleza (que convierten las escenas callejeras y las peleas a muerte en auténticas coreografías, más fascinantes que las de West Side Story, más sobrecogedoras que una versión felina de la mejor escena de acción de The Matrix, y sin efectos especiales) dotan a la película de una luz peculiar. La belleza de los cuerpos en movimientos y de los personajes (todos son hermosos, magnéticos, fuertes) es otro elemento. La película en su conjunto posee una fuerza radical, subrayada eficientemente por una original banda sonora de frenéticos violines gitanos, lamentos flamencos, ritmos que evocan la India y espléndidos coros.

Y a pesar de todo, en esta ciudad del suroeste de Francia donde se desarrolla la historia durante un abrasador mes de agosto, aunque todo el mundo vive junto, no se trata de mezclar. Así que cuando Nil Tirzi la Turca, cuya familia ha pactado un matrimonio con un hombre muy por encima de sus 16 años, escapa de todo ello con Lucky Molina el Gitano porque se quieren y no tienen miedo a decirlo, se desata una guerra sin cuartel entre ambos clanes. Es una cuestión de vengar el “honor”, una palabra vacía (no existe lógica capaz de justificar la escalada de violencia de que seremos testigos) pero que, como tal, tiene la fuerza de un valor legítimo. La incontrolable ineptitud de la violencia se encarna en la peligrosa figura de Fazil Tirzi, uno de los hermanos de Nil, con sus oscuros ojos de maníaco.

Entonces, en mitad de esta danza, que recuerda al insaciable conflicto entre Montescos y Capuletos, aparece una figura solitaria, la de Geronimo la profesora (Céline Sallette), llamada la Catalana, que parece una Santa, con su nombre Apache. Al rechazar tomar partido, Geronimo se alinea con todos, por el amor, contra el vengativo ciclo que destruirá a todos, a toda esta gente, que, a pesar de su mezcla racial, representan un sólo mundo, y ahí está su gran belleza. Si Geronimo sabe cómo llegar a todo el mundo es porque toda esta gente, todas estas comunidades, culturas y músicas forman parte de ella. Ella les da unidad y ahí yace, de alguna manera, el sentido de este magnífico mosaico. Así, la luz y la esperanza a que se aferra la película aparecen en su azul y cristalina mirada. 

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(Traducción del francés)

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