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CANNES 2014 Competición

La vida en Timbuktu, muy lejos de vuestra casa

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- CANNES 2014: El cineasta mauritano Abderrahmane Sissako nos cuenta con simplicidad y humor el día a día de una ciudad maliense bajo el poder yihadista, nada lejos de Tombuctú

La vida en Timbuktu, muy lejos de vuestra casa

Con un cine trágicamente real, simple y cotidiano, Abderrahmane Sissako, el director de Bamako [+lee también:
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(Cannes 2006), retrata la África de Timbuktu [+lee también:
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, una coproducción entre Mauritania y Francia que ha sabido seducir a la prensa internacional desde el principio de la competición del 67º Festival de Cannes. En este pueblucho dirigido por fundamentalistas religiosos, el cineasta se entretiene principalmente en dos vidas cruzadas al estilo de una película. Primero, la de Kidane, cabeza de una familia nómada que vive tranquilamente en las dunas, en donde se ocupa de su rebaño de vacas bien aislado del yugo de los yihadistas en la ciudad, antes de verse envuelto en su violencia a partir de una pelea que lo enfrenta a Amadou, su vecino pescador. Después, la película se centra en un matrimonio forzado en medio del Mali atrapado bajo el poder de los fundamentalistas armados y peligrosos que han importado la violencia a una comarca antes pacífica.

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Aunque condene obviamente la intolerancia religiosa, Sissako le da a esta historia un tono que nunca es demonizador. Presenta los yihadistas como hombres que se prestan a sonreír mientras argumentan sobre las cualidades y los defectos de la selección francesa de fútbol, o mientras enuncian por megáfono las prohibiciones de fumar y escuchar música o la obligación de las mujeres de cubrir sus pies con calcetines. En esta simpática ligereza, invita a enfrentar brutales escenas que nos recuerdan lo absurdo de la barbarie de la zona: lapidación, laceración pública, caza al hombre...

La belleza de Timbuktu viene de su simplicidad narrativa, de la fuerza de sus interpretaciones y de un montaje que alterna cortes rápidos con momentos más contemplativos, enfatizados por la belleza de los encuadres y la luz, tan natural como mágica, de ese lugar alejado del tiempo. Más de una vez, el humanista cineasta subraya los problemas de comunicación. Los pueblos que no se entienden entre ellos ("exprésate en inglés porque tu árabe es lamentable"), los dialectos que se excluyen, o las llamadas telefónicas inacabadas por falta de servicio. Porque aunque no haya pocos teléfonos móviles en Tombuctú, sí son casi inútiles en una comarca en donde el GPS no significa la tecnología que sirve para orientarnos, sino la querida vaca de un bereber nómada, perdida en el desierto, o en Tombuctú.

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(Traducción del francés)

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