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LOCARNO 2010 Competición / Francia

Honoré y los cuerpos eróticos se alejan de clichés

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Dice Christophe Honoré que el cine francés, tanto del pasado como del presente, carece de películas y actores que exploren el tema de la virilidad en toda su extensión: «el cuerpo de los actores –afirma– a menudo aparece cubierto, protegido, escondido, deserotizado». ¿Cómo conseguir rodar entonces «una película de cuerpos»? ¿cómo explorar el erotismo masculino, sobre todo «más allá de los clichés sobre una sexualidad agresiva»? Quizá contando con quien está acostumbrado a exhibir el propio físico hasta el punto de emplearlo como una suerte de catalizador del deseo.

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Así nació la colaboración entre el director de Haciendo planes para Lena y el actor porno François Sagat, que con un físico estatuario y la piel tatuada da vida a Emmanuel, el Homme au bain [+lee también:
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que da título a la nueva película de Honoré –homónimo al cuadro en el que el impresionista Gustave Caillebotte pintó a finales del siglo XIX un desnudo de espaldas–.

Se trata de una cinta insólita, autárquica en la producción, que nació como cortometraje y creció con poco dinero, bajo la insignia, dice el autor, «de la libertad formal y narrativa». Todo comienza en Gennevilliers, con Sagat que acaba de salir de la ducha y lanza una mirada cómplice a su compañero Omar (Omar Ben Sellem), quien pronto habrá de ir a Nueva York para realizar un trabajo de seguimiento en vídeo de una actriz (Chiara Mastroianni). Se dan un abrazo enorme y se despiden malamente: «Cuando vuelvas no quiero verte más», «que te den».

Cada uno sigue su camino, tratando de demostrar, en primer lugar a sí mismos, que ya no se aman: seducen y ligan, a ambos lados del Atlántico, con aspirantes a actores y jóvenes curiosos. Es la crónica de un amor despedazado en el fondo del Lincoln Center y de la Gran Manzana (con tomas digitales de diario videográfico tambaleante en las que sale una Mastroianni que ignoraba que fueran a formar parte de una película), así como un retrato de los edificios de Gennevilliers, en los suburbios de París: un barrio «caliente» desde muchos puntos de vista –de entre los que el director se decanta por el erótico una vez más–.

Los mirones, no obstante, quedan avisados: los desnudos de Sagat son numerosos (la cara musculosa de un yo vulnerable) pero la película no es fácil. El sexo explícito, al igual que el deseo, desempeña un rol ambivalente: consuela y frustra, libera y esclaviza. La pasión por los musicales del director de Las canciones de amor [+lee también:
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queda patente en la espléndida banda sonora y en la secuencia en la que Sagat hace de «ama de casa desesperada» revolviéndose con el trapo y el detergente. En otra escena el fornido protagonista hace de estatua griega para gozo de un crítico de arte y llega a parecer cursi: el riesgo, como siempre, marca de la casa del cine de Honoré.

Producida por Les Films du Bélier y coproducida por Le Théâtre 2 Gennevilliers, Homme au bain será distribuida a nivel internacional por Le Pacte.

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(Traducción del italiano)

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