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Céline Sciamma • Directora

"No se nace mujer, se llega a serlo"

por 

Apreciada en el último Festival de Cannes en la sección Un Certain Regard, Naissance des pieuvres [+lee también:
crítica
tráiler
ficha de la película
]
(leer el informe), que se estrena en las pantallas francesas el 15 de agosto, va a dirigirse a continuación hacia el Festival de Toronto. Una trayectoria perfecta para un primer largometraje firmado por una joven cineasta de 28 años.

Cineuropa: ¿Cómo consiguió realizar Naissance des pieuvres sin tener experiencia en la puesta en escena?
Céline Sciamma: Escribí el filme en el marco de mis estudios en La Fémis, en la sección guión. Yo no aspiraba a convertirme en directora y fue el cineasta Xavier Beauvois, miembro del jurado de fin de estudios, quien me dio la idea de llevarlo a la escena yo misma. Algunos meses después, varios productores me propusieron realizar directamente un largo sin ensayar un corto. Rescribí el guión y la financiación se obtuvo en seis meses. Estando en el centro de la acción no tuve tiempo de interrogarme sobre mi legitimidad o sobre mis capacidades.

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¿Por qué eligió la adolescencia como tema?
En primer lugar, es necesario hablar de lo que se conoce. Después, porque es un momento fundador, se experimenta una ráfaga de emociones de máxima potencia. Tenía ganas de hacer una especie de radiografía del nacimiento de la feminidad. Como decía Simone de Beauvoir, "no se nace mujer, se llega a serlo." Quería auscultar este momento muy preciso y muy pequeño, una especie de prueba de fuego donde surge la conciencia. A través de los personajes principales, hay tres relaciones diferentes de la feminidad, tres arquetipos. Hay que asumir la idea de que la película sobre la adolescencia tiene sus estereotipos y hay que divertirse con ellos. Ello permite establecer un pacto narrativo con el espectador que define la situación inicial, que podría hacer pensar que se va a vivir una especie de Billy Elliot de la natación sincronizada. Pero, a continuación, se va más lejos, se dilata. No es una película basada en el diálogo. No se verbaliza, no se dice que se está enamorado. Todo avanza a través de actos y de manera personificada en los cuerpos.

¿De dónde viene la idea de centrar el filme en la natación sincronizada?
Al principio, hay una anécdota autobiográfica con la emoción y la particularidad que experimenté asistiendo a una gala de natación sincronizada en mi adolescencia. Eso ancló la película en un universo bastante fuerte de puesta en escena, permitiendo, al mismo tiempo, producir un discurso sobre la feminidad a través del deporte. No había premeditado que sería tan complicado y hoy les garantizo que no volveré nunca más a una piscina (risas). Es original, ya que pocas películas se desarrollan enteramente en este medio, sin embargo, en mi película es un lugar de dramaturgia central, pero es también un escollo, ya que es necesario superarlo de manera muy personal. Hay muchas dificultades, en particular, franjas horarias minúsculas que obligan a prepararse bien, a tener fuertes compromisos de puesta en escena sin hacer algo amanerado. Entonces decidí trabajar en la luz sobre los colores fríos, el azul, y dar mucha importancia al sonido con un agua muy agresiva. Y era necesario que las escenas de piscina que rodé de manera frontal nunca fueran decorativas, que fueran momentos clave que hicieran avanzar la acción. Y con jóvenes actores, hacía falta una verdadera disciplina.

Los padres están ausentes y el universo masculino se trata muy concisamente
Los muchachos son solamente fuerza bruta, sin opinión, ni discurso, ya que son percibidos a través de estas chicas que no comunican con los hombres. Tanto ellos como los padres son temas que deben tratarse con sutileza, por lo tanto elegí el fuera de campo para no abordarlos superficialmente y para evitar el arquetipo de la película de adolescencia donde los padres personifican una especie de ley, de moral, con escenas estereotipadas de rebelión. En la adolescencia, el verdadero enemigo, es uno mismo.

Cuáles son sus preferencias e influencias? Mi cinefilia nació con el joven cine francés de los años 90: Desplechin, Lvosky, Rochant.... Pero me gustan mucho también Gus Van Sant y Larry Clark por su trabajo sobre la adolescencia, sin olvidar a David Lynch. Pero yo veo, sobre todo, muchas series televisivas que influyeron en mi película, en particular 24 heures Chrono, una referencia por sus exteriores-noche. Me baso también en la literatura con las novelas de aprendizaje del siglo XIX (Balzac...) y en las tiras cómicas.

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