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KARLOVY VARY 2022 Competición

Ilian Metev, Ivan Chertov y Zlatina Teneva • Directores de A Provincial Hospital

“Esperamos que nuestra película ofrezca una ventana única y sorprendente hacia una realidad que parecía tan cercana y a la vez tan lejana”

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- Los codirectores comparten sus impresiones sobre el proceso de rodaje de su documental, que muestra la atmósfera en un pequeño hospital búlgaro durante el punto más alto de la pandemia de COVID-19

Ilian Metev, Ivan Chertov y Zlatina Teneva • Directores de A Provincial Hospital
de izquierda a derecha: Ivan Chertov, Zlatina Teneva y Ilian Metev (© Neva Micheva)

En 2012, el director búlgaro Ilian Metev se estrenó en Cannes con la película de observación Sofia’s Last Ambulance [+lee también:
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, la cual seguía a un equipo médico de emergencias mientras lidiaban con el tráfico y atendían a los pacientes en la capital búlgara y sus alrededores. En A Provincial Hospital [+lee también:
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entrevista: Ilian Metev, Ivan Chertov …
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, que participa actualmente en la competición principal de Karlovy Vary, colabora con con Ivan Chertov y Zlatina Teneva para ofrecer una visión más cercana del trabajo del personal médico del departamento especializado en COVID-19 de una ciudad de Bulgaria.

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Cineuropa: ¿Cómo se os ocurrió la idea de esta producción tan arriesgada desde el punto de vista financiero, que además suponía una amenaza para vuestra salud?
Ilian Metev: Surgió espontáneamente cuando la pandemia en Bulgaria alcanzó su primer pico real, en noviembre de 2020. Sentí que la gente necesitaba ver cómo era en realidad, sin adornos ni artificios. Fue mi compañera, Betina, quien me dio la confianza de que podíamos hacer algo diferente de forma natural, algo con un enfoque cercano y de observación. Luego, los coproductores Martichka Bozhilova e Ingmar Trost intervinieron, ya que no había tiempo que perder. El reto era que yo estaba encerrado en el Reino Unido, así que le comenté la idea a mi ayudante, Zlatina, que estaba en Bulgaria en ese momento, y le pregunté si colaboraría como codirectora sobre el terreno, teniendo en cuenta los riesgos que entrañaba para la salud y que podría dejarlo en cualquier momento que quisiera. Zlatina aceptó, y poco después me dirigí a Ivan con una propuesta similar. Empezaron a trabajar en el lugar, mientras yo trabajaba a distancia, y comentábamos a diario las experiencias y los planes para cada día. El rodaje en sí fue difícil en muchos niveles, y estuvimos a punto de abandonar el proyecto muchas veces. Sin embargo, Zlatina e Ivan mostraron un nivel ejemplar de valor y cuidado en sus relaciones con los médicos y los pacientes durante este periodo.

Encontrar el dinero fue un gran desafío, y la película fue autofinanciada en gran parte por los productores, la mayoría de nosotros trabajábamos voluntariamente. En Bulgaria, no pudimos conseguir ni el apoyo de las emisoras ni el del fondo cinematográfico. Teniendo en cuenta nuestras ambiciones y nuestro acceso, las razones no parecían claras, y teníamos la sensación de que se trataba de una censura silenciosa. No podíamos esperar más, así que terminamos la película tal y como la empezamos, con la inestimable ayuda de Creative Europe - Media, el taller European Work in Progress y nuestros compañeros Adrian Lo, Michael Kaczmarek, Ivan Andreev y Todor G. Todorov.

Estuvisteis unos 70 días en el hospital, y parece que tuvisteis pleno acceso a todo. ¿Cómo lo conseguisteis?
Zlatina Teneva: Estuvimos allí sin cámaras durante bastante tiempo, tratando de conocer a los médicos y a los pacientes, y aprendiendo a ayudarles en algunas tareas, como hacer pruebas PCR, rellenar las botellas de oxígeno de los pacientes con agua, preparar el carrito para las enfermeras, etc. En cierto modo, nos convertimos en parte de su equipo. El director del hospital, el Dr. Velichkov, fue sobre todo quien nos ayudó.

Abordasteis el tema de la falta de confianza en las instituciones y autoridades por parte de la sociedad búlgara. ¿Qué opináis de esta situación?
I.M.: Cada vez que entramos en un hospital, tenemos un conflicto interior, sentimos confianza y desconfianza al mismo tiempo. Tenemos nuestras dudas sobre el tratamiento que vamos a recibir, pero como nuestra vida está en juego, no tenemos otro sitio al que acudir. La mayoría de los búlgaros somos conscientes de que el sistema sanitario está sistemáticamente mal financiado y falto de personal; hemos oído hablar de tragedias evitables, por lo que un cierto nivel de desconfianza está justificado. Sin embargo, creo que deberíamos recapacitar antes de acusar a ciertas personas de los fallos del sistema. Los camilleros, los enfermeros y los médicos hacen turnos ridículos de más de 12 horas en condiciones extremas, haciendo el trabajo que nadie quiere hacer; ellos no tienen la culpa.

¿Creéis que habría sido posible rodar la película en un país más regulado, en el que se hubieran tenido que cumplir estrictamente las normas?
I.M.: Creo que en muchos países la cuestión del acceso no habría sido el principal obstáculo, ya que muchos médicos, pacientes y familiares querían que se viera la realidad. También se hicieron producciones televisivas. Pero lo que me sorprende es que he visto muy pocos documentales de observación de larga duración sobre el tema. Esperamos que nuestra película ofrezca una ventana única y sorprendente hacia una realidad que parecía tan cercana y a la vez tan lejana.

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(Traducción del inglés por Jordi Lloret)

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