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CANNES 2022 Competición

Luc y Jean-Pierre Dardenne • Directores de Tori y Lokita

"El destino que les proporcionamos a los migrantes, a los exiliados, es la gran cuestión de nuestras sociedades"

por 

- CANNES 2022: Los hermanos belgas hablan con nosotros sobre su nueva película, que muestra la inexorabilidad de los mecanismos de dominación que rigen las relaciones humanas

Luc y Jean-Pierre Dardenne • Directores de Tori y Lokita
(© Christine Plenus)

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entrevista: Luc y Jean-Pierre Dardenne
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, Jean-Pierre y Luc Dardenne se atreven con una historia sencilla y conmovedora, una historia de amistad entre dos menores exiliados que muestra la violencia hacia la cuestión migratoria que condena a los más débiles en lugar de protegerlos. Hablan con Cineuropa de su película como un grito, proyectada en Competición en el 75º Festival de Cannes

Cineuropa: ¿Cuál fue la chispa que hizo surgir este proyecto?
Jean-Pierre Dardenne: Hace unos años visitamos centros de acogida para refugiados. Eso hizo que nos planteáramos en varias ocasiones la situación de estos menores aislados en el exilio, y quisiéramos hacer una película sobre ellos. Ahmed era un niño solitario, nos dijimos: “Mira, contamos una historia de amistad con niños”. El exilio, el tipo de exilio que reservamos a los migrantes es el gran problema de nuestras sociedades.

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Luc Dardenne: Yo diría más a los exiliados que a los migrantes. No es solo que pasen de un entorno a otro. También han dejado una ciudad, a su familia, todo lo que conocen. La ruptura es enorme, están más perdidos y más solos. También pudimos observar y leímos muchos testimonios e informes médicos. Descubrimos el infierno que viven los niños durante el viaje, y el terrible sentimiento de soledad que los invade, incluso cuando ya han llegado.  

¿Cómo surgió el tema principal de la película, más allá de la situación de estos menores?
J-P. D.: Queríamos hacer una verdadera historia de amistad, en toda su belleza.

L. D.: Sí, y evitar un tipo de dramaturgia bastante clásica en este tipo de historias, que pasan por la traición. Su amistad se materializa a través de una cantinela, que los acompaña a lo largo de su trayectoria y que los une, y que traduce tanto su alegría de estar juntos como su profunda melancolía.

¿Cómo decidisteis la dinámica entre los dos personajes? Tori está constantemente en movimiento, mientras que Lokita está en una especie de resistencia.
L. D.: Mientras escribíamos y elegíamos a los actores. Tori pasa por todos lados, tiene las llaves, está en constante movimiento, intenta ir a buscar a Lokita, salir. Salta, corre, se cuela. Por otro lado, vemos a Lokita como un cuerpo que nos impide movernos, nos encierra, nos decíamos: “Es una prisionera”. No es que no esté en acción, pero está restringida. Y también es víctima de explotación sexual, la última restricción. En este sentido, su cuerpo lucha contra los adultos.

La película es un disparo de advertencia, una denuncia de una situación que lleva años agravándose, y que ya vimos venir en Rosetta. ¿Existe una responsabilidad como cineasta de retomar este tema?
J-P. D. : Es un tema que nos obsesiona desde hace mucho tiempo, no encontrábamos desde qué perspectiva tratarlo. Nuestra especialidad no es “copiar” la realidad, eso no es lo que hacemos. Pasamos por la ficción. Pero lo que nos volvió a traer a este tema, aunque lo sabíamos sin saberlo, fue el número de menores que desaparecen cada año en Bélgica. También leímos artículos sobre las torturas, incluso los asesinatos de adolescentes en el marco del tráfico de estupefacientes.

¿Tenéis el deseo profundo de provocar una reacción política?
J-P. D.: No somos políticos, pero está claro que esperamos que la película genere reacciones. Es una película sobre la amistad, pero también es una película que denuncia una forma de esclavitud moderna. Seguramente, son los más vulnerables, sin papeles, sin familia… Es cierto que ojalá nuestra película, a través de la exposición mundial que ofrece Cannes, nuestros dos personajes, marginados frágiles, pudieran hacer reflexionar a quienes toman las decisiones, hacer que dejemos de pasar sobre las cabezas de estos jóvenes una espada de Damocles… Aprenden la lengua del país al que llegan, que les ofrece una educación, una formación. Asumimos que vienen aquí para luego traer a su familia, se les atribuye el deseo de venir aquí a robarnos… En última instancia, eso es lo que entendemos. Sin embargo, creo que a nivel europeo, podemos encontrar soluciones para no enviar de vuelta a los menores a los 18 años.

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(Traducción del francés)

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