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D'A 2022

Mario Alejandro Arias, Gabriela Alonso y Nicolás Martín • Directores de Tener tiempo

“No tuvimos intención de hacer un retrato generacional”

por 

- Con su primer largometraje –de género híbrido y que fue el trabajo de fin de estudios en la ECAM– han sido seleccionados en los festivales de Málaga y de Cine de Autor de Barcelona

Mario Alejandro Arias, Gabriela Alonso y Nicolás Martín • Directores de Tener tiempo

Nos reunimos con el madrileño Nicolás Martín Ruiz (de 21 años), la canaria Gabriela Alonso Martínez (21 también) y el ecuatoriano Mario Alejandro Arias (23) en la madrileña Plaza de la Paja, una de las numerosas localizaciones que aparecen en Tener tiempo [+lee también:
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ficha de la película
]
, que los tres han montado y dirigido como trabajo de fin de estudios en la ECAM - Escuela de Cinematografía y del Audiovisual de la Comunidad de Madrid. El largometraje acaba de proyectarse en el apartado Un impulso colectivo del D’A Film Festival de Barcelona tras su estreno, el pasado mes de marzo, en la sección Documental del 25º Festival de Málaga.

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Cineuropa: ¿Había una idea o un guion a la hora de rodar –y montar– vuestra película?
Gabriela Alonso:
No había guion, conocimos mucho a los personajes, hicimos una escaleta con las localizaciones y allí grabábamos, viendo lo que surgiese.

Este era vuestro trabajo de fin de carrera… ¿cómo fue el aprendizaje en la ECAM? ¿Cómo habéis cambiado desde que entrasteis hasta ahora?
Nicolas Martín Ruiz:
Nosotros tuvimos la suerte de entrar en la diplomatura de documental, que es la más libre de todas y tiene los profesores más estimulantes, porque son referentes en el cine de no ficción español. Descubrimos allí muchos tipos de cine, directores y películas. Y a la hora de hacer la película partíamos sin referencias, fuimos por libre y fue la propia película un aprendizaje porque, aunque nos gusta Richard Linklater, trabajamos sólo con la realidad y la propia situación del rodaje.

De todos modos, sí hubo una selección de casting, ¿verdad?
Mario Alejandro Arias:
Queríamos hacer un film cercano a nosotros. Fuimos a por un margen próximo a nuestra edad y anunciamos un casting  por Instagram: queríamos contar la historia del freestyle y su mundo; con ese filtro se fue moviendo por redes sociales. Después de encontrarnos con varias personas, vimos a Pedro, el protagonista: nos gustó mucho porque era carismático, con don de la palabra y bastante fotogénico. Nos presentó a sus amigos, y todos eran relajados ante la cámara, graciosos e interesantes.

Porque los tres protagonistas son músicos.
N.M.R.:
Era el nudo que planteamos, dejándoles hacer freestyle con la palabra y la música, y nosotros aplicando ese mismo proceso al cine. Por eso el guion desapareció en rodaje y la manera de trabajar con ellos fue azarosa y dejándonos llevar por los estímulos de ellos y los de todo el equipo: más por intuición. Teníamos un espíritu festivo: el rodaje fue muy divertido e intentamos quitarnos presión, con un rollo muy de amigos.

Lo habéis pasado entonces fenomenal…
G.A.M.
: Los rodajes fueron divertidos con los protagonistas, pues nos reíamos un montón con lo que iba surgiendo. El montaje no lo fue tanto: estuvimos un mes editando 30 horas de material y había fecha límite de entrega… pero también fue aprendizaje.

¿Cuál ha sido el reparto de tareas de este trío artístico?
M.A.A.
: Siempre había dos cámaras, que nos turnábamos entre los tres y el que quedaba libre estaba con la claqueta. En montaje estuvimos los tres y teníamos la regla de dos contra uno, con lo cual, si había una duda sobre una escena, ganaba siempre la mayoría. Y la producción la hice yo: fue terrible, me sorprendió, pero aprendí mucho, porque dimos con gente muy agradable, que nos dejó rodar gratis en lugares estupendos.

G.A.M.: También remarcar que hubo mucha horizontalidad en el rodaje, tanto con el equipo como con los personajes. Íbamos creando la película todos juntos, desde los sonidistas hasta los propios actores naturales. Cada uno aportaba una idea y ésta se iba haciendo.

M.A.A.: Lo bonito de trabajar con actores no profesionales es adaptarse a ellos, sin la presión de nada escrito.

Pero… ¿Existió el motivo de retratar a vuestra generación? ¿Os sentís reflejados en la película?
N.M.R.
: Íbamos inocentemente frente a la película: queríamos retratarles a ellos y no teníamos esa aspiración de hacer un retrato generacional. Pero, poco a poco, en la preproducción, al conocerles cada vez nos veíamos más reflejados en ellos y en el rodaje, aún más. Y en montaje nos dimos cuenta de qué estábamos hablando. Pero está hecho desde la empatía hacia ellos: era un periodo muy estimulante, con las elecciones y casi sin mascarillas.

G.A.M.: Nos han preguntado mucho si Tener tiempo es un retrato generacional, pero no fue algo intencionado, sino que decidimos rodar a unos chavales que tienen cosas que contar. Y, luego, nos sentimos identificados con ellos, pero fue algo totalmente inconsciente.

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