18/11/2021 - Conversamos con la cineasta alemana a propósito de su Mikeldi de Honor en la 63ª edición del festival bilbaíno

(© Zinebi)

La actriz, guionista y directora alemana Margarethe von Trotta recibe el primero de los premios Mikeldi de Honor de la 63ª edición de Zinebi - Festival Internacional de Cine Documental y Cortometraje de Bilbao por toda su trayectoria como cineasta. A propósito de ello, conversamos con ella sobre su carrera, su oficio, sus películas, sus referentes, su manera de ver el cine y el mundo.

Cineuropa: Fue la primera mujer directora en ganar el León de Oro en el festival de Venecia por Las hermanas alemanas (1981). La película habla del sentido de los ideales, de los sacrificios y los conflictos morales que implican. ¿Cómo ves ahora la película cuarenta años después?
Margarethe von Trotta: Han pasado muchos años, cuarenta años. ¿Cómo lo haría hoy? No lo sé, supongo que distinto, por supuesto, porque entonces yo contaba la experiencia de ese momento y de ese entorno. En el funeral de la hermana que fue terrorista conocí a la otra hermana, y nos hicimos amigas. Me contó la historia y luego, reflexionando, vi que ahí podía haber una película en la que yo aportara mi visión como mujer, como persona de izquierdas, y que ahí no solamente podía contar esta historia, sino parte de la historia de Alemania.

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A lo largo de tu trayectoria has sido actriz, guionista, directora. ¿Qué películas en las que has trabajado recuerdas con especial cariño?
He hecho muchas películas, para el cine y para la televisión. Siempre tienes algunas que son tus preferidas, Hermanas o el equilibro de la felicidad, Sheer Madness, Rosa Luxemburgo o Hannah Arendt [+lee también:
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entrevista: Margarethe von Trotta
ficha de la película] quizá sean las mías. Me gustan todas mis películas, no porque crea que sean buenas películas, sino porque en todas hay parte de mi vida, de un período y unos momentos concretos de ella, de mi manera de ver el mundo. Pero siempre tienes más cariño a las primeras, porque son en las que hay más de ti. Para mí, hay películas en las que hay más de mi visión del mundo y de la historia que quiero contar y en otras más de mí misma, como si al hacer una película me abriera en canal.

Tu cine habla de la lucha feminista a partir de los movimientos de los años 60. ¿Cómo ves esa lucha en la sociedad actual? ¿Piensas que existe una visión femenina a la hora de contar historias en la ficción?
Yo era feminista, claro, pero porque también era parte de mi vida, del lugar del que venía. Crecí con mi madre, mi padre no estaba presente, y desde muy pronto ella me ensenó a ser muy independiente, a luchar por mis derechos y por lo que quería, por mi autonomía moral. Luego me di cuenta que no podía ser así, que estaba limitada por el poder de los hombres en la sociedad. Me sumé a las revoluciones estudiantiles de los sesenta porque era algo que salía de mí misma, de mi propia vida.

Cuando empecé a hacer películas prácticamente no había mujeres directoras en las que mirarse. Entonces sentí que tenía la responsabilidad de hablar de las mujeres. Primero, porque sabía mejor lo que significaba ser mujer, pero también para dar una voz a quienes no la tenían en la sociedad.

Para ti, ¿dónde han quedado aquellos ideales de las revoluciones de los 60 de los que hablan tus películas?
Yo nunca quise hacer películas políticas, no soy una cineasta política, cuando la política aparece en mi cine es porque también es parte de mi vida. Sucede como algo natural, no como un programa. En mis películas hay reivindicaciones políticas porque forman parte de la historia que cuento, de mis vivencias, de lo que veo en la sociedad en la que vivo.

Ahora, en los últimos años, están sucediendo cambios importantes. En Cannes, en Venecia, han sido premiadas mujeres directoras, algo impensable hace treinta años, un avance necesario, porque las mujeres son parte de la sociedad. Ojalá se siga avanzando por esa línea. Dicho esto, a la vez, en Europa estamos viendo como algunos estados están volviendo a recortar derechos y libertades de las mujeres, como sucede en Polonia donde está prohibido el aborto. Siempre existe ese peligro en la sociedad de que se avance por un lado y luego haya movimientos de retroceso.

¿Qué te impulsó a empezar a hacer cine? Y ahora, ¿qué te sigue moviendo a seguir dedicándote a ello?
Desde que a los dieciocho años vi El séptimo sello, de Bergman, quise hacer películas, esa película me hizo tener ese deseo. Luego tuve que esperar bastante tiempo hasta que pude dedicarme a ello, pero desde entonces ya tenía ese deseo y esas ganas. Mi padre era pintor, y yo intenté pintar, pero no tenía nada de talento, y quizá el cine fue una manera de reflejar esas imágenes que yo tenía dentro. En las películas pones parte de tu vida, de tus intereses, de tus inquietudes, de tu mirada sobre el mundo. El cine es una manera de mirar al mundo.