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ZÚRICH 2021

Dennis Stormer, Marisa Meier • Director y productora de Youth Topia

“Al principio, decíamos: ‘¿A que molaría que un algoritmo nos dijera qué hacer con nuestra vida?’”

por 

- Hablamos con el director y la productora que están detrás de la película ganadora del premio del público de Zúrich de este año, en la que unos jóvenes se niegan a crecer

Dennis Stormer, Marisa Meier  • Director y productora de Youth Topia

El director Dennis Stormer y la productora Marisa Meier, que han escrito juntos el guion, nos dan la bienvenida a Youth Topia [+lee también:
crítica
entrevista: Dennis Stormer, Marisa Meier
ficha de la película
]
, el lugar donde un algoritmo dicta tu nivel de madurez. Algunos, como Wanja, están decididos a engañar al sistema para seguir siendo jóvenes e irresponsables todo el tiempo posible, hasta que la vida adulta llame literalmente a su puerta. La película ha ganado el premio del público en el Festival de Zúrich (ver noticia).

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Cineuropa: Aunque Dennis aparece en créditos como el director, decís que habéis hecho la película juntos. ¿En qué sentido?
Marisa Meier:
A mí nunca me ha interesado dirigir. Teníamos claro que escribiríamos juntos el guion y tomaríamos juntos todas las decisiones creativas, pero el trabajo con los actores en el rodaje y el desarrollo de la estrategia de interpretación han sido cosa de Dennis.

Dennis Stormer: Nos dividimos las tareas durante la producción; Marisa se centró en la parte organizativa. Cuando terminamos, volvimos a juntarnos para la última fase y tuvimos que enfrentarnos a una cantidad enorme de metraje. Hubo muchas tramas que se quedaron fuera de la versión final.

La verdad es que habéis creado todo un universo. No se puede decir que sea realista, pero tampoco se aleja suficientemente de la realidad para que el espectador se relaje por completo.
M.M.:
Cuando estábamos buscando financiación, a muchos les recordó a distopías y a Black Mirror, porque así es como se suelen contar las historias sobre algoritmos. Nosotros queríamos crear algo más positivo sin perder ese ojo crítico. Al principio, decíamos: “¿A que molaría que un algoritmo nos dijera qué hacer con nuestra vida?”. Era importante ser fieles a la realidad, porque no es que esas cosas no existan ya.

D.S.: Piensa, por ejemplo, en el Messenger de Facebook. No hablamos de que leen lo que escribimos porque es algo incómodo, pero a veces todos nos preguntamos si vivimos en una película de ciencia ficción.

Un personaje de la película dice algo así como que lo más raro del algoritmo es que todo el mundo aceptó usarlo enseguida.
M.M.:
Esa frase es cosecha del actor, no estaba en el guion. Dejamos a los actores mucho margen para improvisar; tenían smartphones y podían trastear con ellos en el rodaje.

D.S.: Esa frase resume muy bien la película entera. Creamos el universo, pusimos por escrito todos los parámetros y se los dimos a los actores, al tiempo que les dejábamos muchísima libertad. Ellos imaginaban lo que podía ocurrir en ese mundo, y entre todos le dimos forma.

La película tiene un rollo algo anarquista. La forma en que la rodasteis recuerda a las celebraciones indias o a los eventos supuestamente “silvestres” como el Burning Man.
D.S.:
Admiro la fotografía de Harmony Korine, pero la idea no era hacer otro Spring Breakers. Sí que pensamos en los macroeventos mercantilizados para jóvenes, la cultura del festival. En eso y en los años 90, porque también es una película sobre la nostalgia de la juventud. Va de cómo nos arrepentimos de no haber sido más “juveniles” cuando podíamos.

A veces, cuando se habla de personas que no quieren crecer, de los “niños perdidos”, se hace con cierto tono de crítica. Sin embargo, da la sensación de que vosotros mostráis el lado bueno de ambas opciones.
M.M.:
Era importante no ser maniqueos y contar una historia más compleja. Yo quería cuestionar el concepto de edad en nuestra sociedad, mostrar lo absurdo que es convertirte de repente en una persona “adulta” que la sociedad espera que se comporte de cierto modo.

D.S.: El festival etiquetó a nuestra película de sátira, y yo no estoy de acuerdo, pero tampoco estoy seguro de lo que es. Hay humor, pero también es una historia trágica: utopía, distopía… La verdad es que no lo sé. Piensa, por ejemplo, en la escena del ternero. ¿Por qué la gente tiene perros en casa? Lo siento por los amantes de los perros, pero me parece superraro. ¿Por qué no tener un ternero? Todos sabían que teníamos margen para hacer payasadas.

¿Os costó encontrar a la actriz de Wanja? Tenía que sonar creíble como chica asilvestrada, pero también como ejecutiva.
D.S.:
Cuando conseguimos la financiación, sabíamos que teníamos que trabajar con gente de Zúrich. Yo conocía a Lia von Blarer, y ella nos estaba ayudando, aunque no teníamos claro si le íbamos a dar un papel o no. Vino al casting porque conocía el guion, y nos impresionó mucho cuando vimos la grabación. Pilló el concepto a la primera y era capaz de cambiar de chip rápidamente.

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(Traducción del inglés por Sara Hernández Pozuelo)

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