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VENECIA 2021 Competición

Jan P. Matuszyński • Director de Varsovia 83: Un asunto de Estado

"Me di cuenta del hecho de que probablemente hice esta película por miedo"

por 

- VENECIA 2021: El director, una nueva luz en el cine polaco, nos guía a través de su complejo relato basado en hechos reales sobre lo que siguió a una muerte en custodia policial

Jan P. Matuszyński  • Director de Varsovia 83: Un asunto de Estado
(© La Biennale di Venezia - Foto ASAC/G. Zucchiatti)

En caso de duda, vuelve a ver Zodiac, de David Fincher. Esta fue una de las preguntas que surgió hacia el final de nuestra conversación con Jan P. Matuszyński, el director polaco de 37 años que hace obras que parecen propias de un artista mucho más veterano. Se nota en la seriedad del tema que trata —como es el caso de Varsovia 83: Un asunto de Estado [+lee también:
crítica
tráiler
entrevista: Jan P. Matuszyński
ficha de la película
]
, su nuevo drama político sobre un caso real de violencia policial, estrenado en competición en el Festival de Venecia de este año— y en la perspectiva que ofrece de los acontecimientos que sucedieron en la época comunista; época en la que él nació. Varsovia 83: Un asunto de Estado, con sus múltiples personajes y su extensión en el tiempo, recuerda a Zodiac, y es una comparación halagadora. Esa conversación sobre las influencias —cortada por motivos de espacio— llegó al final de nuestra detallada conversación en el Lido.

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Cineuropa: ¿Cuánto tardaste en escribir el guión para esta película?
Jan P. Matuszyński: Es una pregunta difícil de responder porque lo primero que llegó fue el libro de Cezary Łazarewicz en el que se basan todos los acontecimientos de la película (y muchos más, porque nosotros nos centramos en los hechos de 1983-1984, pero en el libro viene la biografía de Barbara Sadowska [la madre de la víctima] en los años 70 y todo lo relacionado con ese tema). Kaja Krawczyk-Wnuk, con quien estaba trabajando en un proyecto sobre la misma época, basado en hechos reales, parecía la candidata idónea para escribir el guion: pensé que podría hacerlo bien, y así fue porque escribió un primer borrador maravilloso. El primer borrador tardó más o menos un año, luego reescribimos algunas cosas, y después empezó la producción. Así que no fue un proceso muy largo.  

¿Fue difícil elegir qué ficcionalizar?
Durante la preproducción, llegamos a la conclusión de que no queríamos usar un testigo ocular real del asesinato: tuvimos que ficcionalizar su biografía [en forma del personaje principal Jurek Popiel], su identidad y sus padres. Esta sección de la película está relacionada con la realidad de alguna manera, aunque no sea a escala real 1:1, porque queríamos mantener su privacidad.

Así que es real en su esencia.
Hay una cosa más: al principio de la película, tenemos a tres personas, pero en el caso real eran cinco: había un hombre que no estaba dentro de la sala de interrogatorios, por ejemplo. Estaba fuera, y oyó los gritos. Pero eso hubiera sido muy difícil porque los personajes hubieran sido más o menos los mismos. Tienes que trabajar en la dirección que te permita llegar a lo que necesitas. 

¿Qué intentabas reflejar sobre el presente con esta película ambientada en los años 80? ¿Te centrabas sólo en Polonia o en casos a nivel mundial  relacionados con la violencia policial (como en Estados Unidos), y la posterior reacción pública?
Leí el libro por la noche, a principios de 2017: estábamos en un muy buen momento para producir, dirigir y hacer esta película, y en 2021, todavía tenemos esa imagen presente del caso George Floyd. Recuerdo siete grandes casos, con algunas similitudes, mientras hacía esta película. Durante los últimos dos meses, hubo, al menos, tres casos en Polonia; y si profundizas un poco, puedes encontrar incluso más. Por un lado, estoy bastante contento porque es el momento adecuado. Pasan cosas malas todo el tiempo y quiero entender el motivo. Pero también retrocedo a la Polonia de 1983, y aunque ocurrió hace casi 40 años, todavía está a la vuelta de la esquina. Mientras hacía estas entrevistas, se me ocurrió la idea de que quizás hice la película por miedo. Y siempre es sobre emociones. El miedo es esta emoción que se queda conmigo, y viví una situación similar mientras hacía un cortometraje hace años: recuerdo que leí un texto, y quedé tan impresionado que tuve que hacer algo al respecto. Lo mismo ocurrió con Varsovia 83: Un asunto de Estado: está este libro, esta historia, y no puedo abandonarla porque soy director: lo único que puedo hacer es hacer una película. Intentar hacer de este mundo un lugar mejor, al menos un poquito.

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(Traducción del inglés)

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