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LOCARNO 2021 Cineasti del presente

Marí Alessandrini • Directora de Zahorí

"La estepa está muy cerca pero es como si creara una especie de abismo"

por 

- La directora argentina formada en la HEAD de Ginebra nos habla de su primer largometraje, grabado en la estepa argentina y que tiene como protagonista a una niña fuera de lo común

Marí Alessandrini • Directora de Zahorí

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desembarca en el concurso Cineasti del presente del Festival de Locarno, después de haber ganado el año pasado el premio de producción The Films After Tomorrow. Su directora, Marí Alessandrini, nos habla de su protagonista, la joven Lara Viaena Tortosa, y de la importancia de aceptar nuestro lado “animal”.

Cineuropa: ¿Cómo surgió la idea para tu primera película? ¿De dónde viene tu deseo de contar las vidas de los que viven al margen del frenesí urbano?
Marí Alessandrini: Soy originaria de allí, la ciudad donde nací se llama Bariloche, y está justo en la frontera entre la estepa y las montañas. La diferencia entre ambas es muy radical y, en muy poco tiempo, podemos encontrarnos en la estepa. Cuando era niña, la estepa siempre quedaba un poco al margen, no sabíamos demasiado porque no hay muchas carreteras para llegar, todo está un poco abandonado por el Estado. Estuve allí por primera vez con una obra de teatro de marionetas, con el grupo del colegio del que yo formaba parte. Íbamos a representar la obra en un internado y, como en esa época yo ya hacía fotografía, hice mis primeros retratos en blanco y negro de los niños de ese internado. Nunca olvidé esa experiencia. Esa escuela aislada en medio del desierto y esas personas que vivían en una realidad paralela a treinta kilómetros de mi casa me impresionaron mucho. La estepa está muy cerca, pero es como si creara una especie de abismo. Paralelamente, teníamos la sensación de estar “fuera de tiempo” con la presencia de la iglesia, de las comunidades alemanas, italianas, de las parejas formadas por mapuches e italianos, elementos que databan de la época de la colonización, personas instaladas en medio de la nada para construir sus vidas. Me pareció cinematográfico y motivador, contemporáneo y antiguo al mismo tiempo.

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¿Cómo se percibe la cultura autóctona en Argentina?
Desafortunadamente es una historia trágica. En la actualidad, el punto de vista colonialista sobre los pueblos originarios ha empezado a cambiar. En algunos colegios se han empezado a enseñar las lenguas autóctonas, pero es poco común. Yo pienso que este cambio empezó hace ocho años. Ahora hay luchas, manifestaciones, asistimos a episodios bastante violentos relacionados con las tentativas de los pueblos autóctonos de recuperar sus tierras. La conquista del desierto, como la llamamos en Argentina, fue llevada a cabo con la idea de limpiar las tierras de los pueblos autóctonos y de invitar a los europeos a venir a vivir, eliminando así a los pueblos originarios de Argentina. Es por eso que Mora mantiene una relación tensa con los demás niños del colegio. Como es blanca, ellos piensan que no tiene nada que ver con los gauchos a los que ella admira.

¿Dónde encontraste a tu Mora y cómo trabajaste con una actriz tan joven?
No es fácil trabajar con niños. Es cierto que hice muchos castings. Creo que vi a unas 60 niñas antes de decidirme, sólo niñas del norte de la Patagonia. Buscaba a alguien que sintiera un amor muy profundo por la naturaleza y que también fuese independiente, características poco comunes en un niño. Lara Viaena Tortosa, que interpreta a Mora, tenía todo eso: la dejábamos sola y la encontrábamos subida a un árbol jugando con un pequeño insecto. Mora es ese tipo de niña. Lara también tenía ese lado masculino y femenino a la vez que yo buscaba. A nivel de guion, trabajamos mucho con antelación con Himeko y Nazareno. Ninguno es actor. Dedicamos un mes a repetir las escenas juntos para crear la relación entre hermano y hermana. En el momento del rodaje estaban seguros de lo que iban a hacer y no tenían miedo de equivocarse. Eso ayudó mucho a crear una relación familiar.    

Mora desafía las limitaciones sociales que se le imponen para añadir cierta animalidad. ¿Podemos decir que Zahorí es un homenaje a la diversidad en general y a la diversidad de género en particular?
Eso es exactamente lo que yo buscaba, va mucho más allá del género, también está la relación con los animales. Va más allá de las categorías de lo humano, se trata de estar en conexión con los seres vivos y la naturaleza entera. Buscaba algo un poco “salvaje”. Mora no comprende por qué existen todas esas barreras, juicios y críticas que bloquean constantemente el flujo de la vida. Se encuentra constantemente bloqueada por estos juicios y, más allá, está la libertad de la estepa. Durante una pelea con un compañero de clase, ella dice “yo soy como tú”. En efecto, ella no ve dónde está el problema y, además, tiene la misma fuerza física que los chicos, la misma necesidad de jugar a “sus” juegos.  

¿Cómo gestionaste los majestuosos decorados exteriores que caracterizan a casi toda la película?
Tres cuartos de la película fueron grabados en exteriores. Fue una especie de Fitzcarraldo con menos medios. Teníamos 4x4 viejos que, a veces, se averiaban en medio del desierto. Siempre estábamos en situaciones extremas, dormíamos en los colegios, en las iglesias; te tenía que gustar la aventura para participar en el rodaje. Para la luz teníamos generadores. Éramos un equipo muy pequeño, cada vez éramos menos y quedamos cinco. Por eso, los niños tenían que ser capaces de “aguantar la estepa”.

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(Traducción del francés)

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