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España

Guillermo Benet • Director de Los inocentes

“Nadie nos prepara para afrontar situaciones extremas”

por 

- El salmantino firma esta tensa película que recibió una mención especial en la sección Revoluciones Permanentes del último Festival de Cine Europeo de Sevilla, y ahora se estrena en salas españolas

Guillermo Benet  • Director de Los inocentes
(© Matteo Rovella)

Guillermo Benet (Salamanca, 1984) rodó tres cortos y fundó –junto a Rafa Alberola– la productora Vermut antes de enfrentarse a su primera película, Los inocentes [+lee también:
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, que recibió una Mención Especial en la sección Revoluciones Permanentes del último Festival de Cine Europeo de Sevilla y fue el mejor film de la Sección Escáner de Márgenes. Ante su estreno en salas españolas, charlamos presencialmente –pero con mascarilla– entre las estanterías de la acogedora librería Ocho y medio de Madrid.

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Cineuropa: ¿Echas de menos los coloquios con el público que no se pudieron hacer en la última edición del certamen sevillano?
Guillermo Benet:
Pues sí, porque soy muy fan de ese festival y he ido varias veces, pero bueno, se pudieron proyectar las películas en la Academia de Cine y estuvo bien. Pero haber estado una semana allí me apetecía muchísimo.

Los inocentes… ¿está basada en un hecho real o conocido?
El origen del film se remonta a cuando vi Ciudad muerta, el documental de Xavier Artigas y Xapo Ortega, que me marcó muchísimo, porque contaba una situación de manera tan brutal, con tanta relación con el sistema en el que vivimos, con una violencia que está latente en la sociedad… Hay un momento, cuando uno de los periodistas que cubre el caso cuenta que un día le llegó un anónimo diciendo que sabían quién tiró la maceta, pero nunca más se supo. Era muy duro saber que hay alguien que tiene la llave para acabar con todo aquel proceso judicial y sufrimiento. Había una especie de pacto de silencio mantenido a lo largo de todos esos años y hubo un atisbo de romperse: me pareció interesante entender cómo se había generado aquel pacto la noche en que ocurrieron los trágicos acontecimientos. Así que nos pusimos en lugar de los personajes para intentar entender cómo reaccionaríamos ante una situación parecida; y construimos un lugar no concreto, que pudiera ser cualquier ciudad española.

¿Las localizaciones son madrileñas? Son difíciles de reconocer…
Sí, los exteriores están filmados en los barrios de San Blas y Tetuán: no son los más fotogénicos; es algo buscado, porque no queríamos que fuesen conocidos.

El guion lo has escrito junto a tu socio Rafa Alberola y en él abordáis el miedo, la culpa y otros conflictivos sentimientos.
Intentamos colocarnos nosotros en la posición de los personajes, que creen haber matado a un policía; también hacíamos el ejercicio de ver cómo reaccionarían ciertas personas de nuestro entorno, o si lo harían de manera especial. Así fuimos separando emociones o reacciones: hay personajes que representan ciertos comportamientos cobardes, o que tienen la necesidad de huir, mientras otros buscan proteger a las personas de su entorno. Localizando esas sensaciones, intentamos colocarlas en los personajes, al principio de una manera más pura o mecánica, luego dotándoles de humanidad: no quisimos poner una sola sensación en un personaje, porque no creo que las personas reaccionen de manera tan clara, evidente o de una pieza, pero sí pudimos mezclarlas y fuimos construyendo personajes dotados de una o varias emociones/reacciones. Hay algunos que reaccionan de una manera más instintiva, con más ira, otros son más cerebrales o protectores: por ejemplo, el rol interpretado por Pilar Bergés tiene cierta cabeza y frialdad, lo cual en ese momento tenso es muy difícil. Buscamos diferenciarlos unos de otros, que cada uno poseyera su particularidad para que, de este modo, aparecieran diferentes reacciones humanas ante un trágico suceso.

Se dice que cuando se da un conflicto o un problema grave sale la verdad y se ve si alguien es amigo auténtico o te quiere sinceramente o no…
Quiero amar a los personajes y pensar que cuando nos enfrentamos a una situación extrema, salta la verdad, pero que no es toda nuestra verdad: hay ciertas cosas de sus actitudes que con el paso del tiempo se van a ver con más distancia, porque hay una parte instintiva en ellos, una parte donde la realidad les supera, haciendo que actúen de una manera irreflexiva. No creo que sean malos, y la película no les juzga, pero sí les lleva a una situación extrema que les hace cometer ciertos actos, decir cosas o comportarse de una manera en la que no estamos educados. Estamos instruidos para vivir el día a día, a tratar con la familia, en el trabajo o con los amigos, pero nadie nos prepara para afrontar una situación terrible como la que muestra mi película.

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