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DUBLIN 2021

Cathal Nally • Director de Be Good or Be Gone

"Cuando vi que los protagonistas tenían tanta química, me convencí"

por 

- Hemos hablado con el director de la comedia indie irlandesa que gira en torno a las desventuras de dos primos que son unos delincuentes de poca monta, y que participará en el Festival de Dublín de este año

Cathal Nally • Director de Be Good or Be Gone
El director Cathal Nally (izquierda) en el rodaje de Be Good or Be Gone

Hemos hablado con Cathal Nally, director de la comedia independiente irlandesa Be Good or Be Gone [+lee también:
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. La historia de su ópera prima, escrita por Les Martin (que también ejerce de productor y actor principal) y Paul Murphy, se desarrolla en Dublín a lo largo de cuatro días y sigue las desventuras de dos primos que son unos delincuentes de poca monta, Ste (Martin) y Weed (Declan Mills), tras recibir la libertad condicional de la cárcel. Hemos charlado sobre la realización de la película antes de su participación en el Festival Internacional de Cine Virgin Media de Dublín de este año (3-14 de marzo).

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Cineuropa: ¿Cómo surgió la idea de Be Good or Be Gone?
Cathal Nally: La idea surgió cuando Les Martin conoció a Paul Murphy. Como actor, Martin estaba pensando en hacer su propia obra, en lugar de ir a audiciones y cosas por el estilo. Paul estaba escribiendo guiones cortos y Martin les echó un vistazo y vio algo en ellos. Así que se asociaron y empezaron a escribir un guion que se acabó convirtiendo en Be Good or Be Gone. Creo que una historia sencilla y de redención ambientada en Dublín con personajes de clase obrera era algo que les interesaba a ambos.

¿Cómo surgió la posibilidad de trabajar con Les Martin, que aquí interpreta a uno de los dos protagonistas y también es productor?
En un principio, me propusieron dirigir la película. Martin se incluyó en el reparto mucho antes de que yo me involucrara y pasó por varias productoras durante la fase de desarrollo, pero no llegó a ninguna parte con ellas. Se habían hecho numerosas reescrituras durante muchos años y el proyecto estaba atascado en el desarrollo. No había trabajado antes con Martin y no tenía ni idea de cómo era como actor. Sabía que el guion tenía un gran potencial, pero necesitaba comprobarlo antes de aceptar el proyecto. Así lo hice, y una vez hecho esto, supe que era alguien con quien quería trabajar.

Weed es quizás el personaje más interesante, y el más extraño, de toda la película. ¿Cómo elegiste a Declan Mills para el papel?
Martin había elegido a Mills antes de que yo me involucrara; de hecho, fue Mills quien me envió el guion en primer lugar. Conozco a Mills desde hace años y le había visto en algunas obras de teatro, pero nunca había trabajado con él. Al leer el personaje de Weed, pude ver al instante a Mills en el papel. No me preocupaba en absoluto. Mi única preocupación era si habría química entre Martin y Mills. Así que les pedí que interpretaran tres escenas y les hice una prueba de pantalla. Hacían una pareja perfecta y tenían mucha química. Cuando lo vi, me convencí.

¿Qué tipo de visión artística compartiste con tu director de fotografía, Stephen C. Walsh, y tu compositor, Joseph Conlan?
He trabajado con Joe Conlan de manera exclusiva desde 2010. Tenemos una muy buena relación profesional y confío plenamente en él. Sé lo que puede aportar a un proyecto, ya que tiene una gran cantidad de conocimientos y experiencia, algo así como 40 años componiendo para la televisión y el cine en Estados Unidos. Sabe lo que me gusta y lo que no. Es muy fácil trabajar con él y, a nivel personal, me encanta.

Stephen había rodado algunos largometrajes antes de encargarse de Be Good or Be Gone. Así que tenía algo de experiencia, pero este era mi primer largometraje. Teníamos un presupuesto ínfimo y mucho que cubrir en poco tiempo. Así que opté por emplazamientos de cámara básicos que fueran fáciles de editar y que también nos permitieran avanzar rápidamente. Al tratarse de un presupuesto tan reducido, me preocupé más por conseguir un buen sonido. Gran parte de la película transcurre en exteriores, y rodamos en entornos activos, entre la gente. Así que conseguir el sonido adecuado era realmente importante. Simon Murphy era nuestro sonidista, y no pasábamos al siguiente emplazamiento de cámara si él no estaba contento. Al final, solo hubo que sustituir dos líneas de diálogo en postproducción; todo lo demás se grabó perfectamente.

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(Traducción del inglés por Jordi Lloret)

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